El arzobispo Carlos Escribano inaugura el COF-SAMIC en Zaragoza ante el reto de “cuidar a nuestras familias» Jorge García destaca el gran papel desarrollado por el COF de Zaragoza: "Vamos a enriquecernos mutuamente"

El arzobispo Carlos Escribano inaugura el COF-SAMIC en Zaragoza ante el reto de “cuidar a nuestras familias» Jorge García destaca el gran papel desarrollado por el COF de Zaragoza: "Vamos a enriquecernos mutuamente"

Inauguración SAMIC de Zaragoza

El SAMIC de Zaragoza ya es una realidad. Esta semana se inauguraba, en la Casa de la Iglesia, el Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica de la archidiócesis aragonesa en un acto presidido por el arzobispo de Zaragoza, Mons. Carlos Manuel Escribano, en el que también participaron el director del SAMIC y vicario judicial de la Archidiócesis de Valencia, Jorge García; la directora del Centro de Orientación Familiar (COF) Juan Pablo II de Zaragoza, María Jesús Borraz; y la responsable del SAMIC en Zaragoza, Yolanda Latre.

En su intervención, monseñor Escribano Subías, que es también presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), dejó claro que la cuestión del acompañamiento “es una de las grandes prioridades pastorales de la Iglesia, pero también una de las prioridades pastorales de nuestra diócesis”. «El SAMIC creo que viene a complementar todo ese servicio que se da en la historia de la atención a las familias en nuestra Iglesia diocesana”, añadió.

Público presente en la Casa de la Iglesia de Zaragoza

Por su parte, Jorge García reconoció el «gran trabajo» que está realizando el equipo de profesionales del Centro de Orientación Familiar de Zaragoza. «Vamos a enriquecernos mutuamente. Desde hoy podremos compartir experiencias y estaremos unidos por una red que garantizará el apoyo y la ayuda mutua y la formación continua de todos sus integrantes», destacó.

Al acto asistieron miembros del Tribunal Eclesiástico de Zaragoza: el vicario judicial, Sergio Alentorán, y la defensora del vínculo, Teresa Pueyo. También estuvieron miembros del ámbito universitario zaragozano (UNIZAR y USJ), así como representantes de movimientos y asociaciones eclesiales, tales como Acción Social Católica, Centro de ayuda y orientación en los problemas humanos FARO, Movimiento Familiar Cristiano, Comunidad Chemin Neuf, Comunidad Jerusalén y representantes de parroquias zaragozanas.

La Delegación Episcopal de Familia y Vida estuvo representada por sus nuevos delegados y otros miembros de la misma. Un grupo de sacerdotes, canonistas, abogados y psicólogos completaron el aforo del acto.

Una inquietud que se convirtió en providencia

El Arzobispo de Zaragoza señaló en su alocución que una de las tareas del Plan Diocesano de Pastoral VITA es “la capacidad de mejorar nuestra comunicación, la comunicación entre todos los entes”, desde la comunicación interna hasta nuestra comunicación con la sociedad. Entre los retos está que la gente pueda conocer servicios diocesanos como el COF – SAMIC u otros servicios que existen y que muchas veces desconocen los propios usuarios que podrían beneficiarse de su trabajo.

Jorge García señaló en este sentido que resulta “importantísima la labor de los sacerdotes, primeros grandes comunicadores de la iniciativa del SAMIC”.

Quiso hacer Mons. Escribano una reflexión “agradecida y con memoria”. Destacó en este sentido que la dedicación del COF Juan Pablo II “ha sido intensa” y también recordó el papel desempeñado por el Centro FARO de Zaragoza. “FARO y el COF en su tarea y en su destino se complementan en muchas cosas, y el SAMIC creo que viene a complementar todo ese servicio que se da en la historia de la atención a las familias en nuestra Iglesia diocesana”.

“Cuando vas caminando en una acción pastoral descubres que en ocasiones hay lagunas” en la propuesta que se está desarrollando. En este sentido se producía cierta “frustración” cuando al COF venía gente a la que se podía ayudar hasta un cierto límite, puesto que su problemática necesitaba una atención diferente. Esta circunstancia provocaba una “inquietud” que hizo buscar respuestas, con lo que “la inquietud se convierte en providencia”. Esa providencia hizo que el SAMIC se diera a conocer en Zaragoza y se pensó abrir este nuevo servicio que “complementaba la tarea y el recorrido con el que nosotros empezamos a trabajar en la atención a las familias”.

El Arzobispo de Zaragoza habló de “caminos que al final convergen”: situaciones que surgen en Valencia desde una necesidad que se detecta, o necesidades que han aparecido en Zaragoza a medida que se ha ido creciendo, “ahora convergen en un servicio que se va a compartir con objetivos comunes. Yo creo que esa es la riqueza de la Iglesia y la comunión entre las iglesias diocesanas” destacó Carlos Escribano.

Una cuestión como el acompañamiento “es una de las grandes prioridades pastorales de la Iglesia, pero también una de las prioridades pastorales de nuestra diócesis” reseñó Mons. Escribano. Hay que tener presente que toda la pastoral habla de procesos de acompañamiento “y nos encontramos siempre con un problema: cuando queremos acompañar no tenemos acompañantes”. Una de las respuestas de la diócesis ante esa situación es “crear una escuela de acompañantes, un espacio de acompañamiento diocesano”.

Lo positivo de esta situación es que la Archidiócesis de Zaragoza “ya tiene claro hacia dónde tiene que ir”, ha encontrado un camino, y ahora “lo que hay que hacer es dar pasos, aunque la consolidación de los mismos nos cueste”. A juicio del Arzobispo, “la suerte que tenemos es que los pasos que dio FARO en su momento en el acompañamiento de las familias, después el COF Juan Pablo II, y actualmente el COF – SAMIC y las realidades de la familia de nuestra diócesis suponen una gran riqueza”. “Sabemos hacia dónde vamos y pedimos ayuda para que haya mucha gente que se sienta implicada en servir a otras familias”, dijo.

“Tenemos un gran reto para cuidar a nuestras familias. La destrucción de la familia es un drama. Acompañar a las familias con dificultades es un privilegio, aunque sea muy trabajoso, pero es un regalo que Dios nos hace para poder caminar al lado de aquellas personas que necesitan de alguien que pueda iluminarles en una situación que es de dureza y de precariedad”, añadió.

Mons. Carlos Escribano concluyó agradeciendo al SAMIC “habernos inspirado desde su entusiasmo” y “creo que al final el Señor bendice esos caminos que se abren para poder llevar a cabo aquello que es mejor para nuestras familias”.

Miembros de COF – SAMIC de Zaragoza

Muchas personas sienten que su Iglesia diocesana les escucha

El Director del SAMIC de Valencia, Jorge García, agradeció en primer lugar a Mons. Escribano saber «vislumbrar, con gran sabiduría y acierto, que este servicio contenía un importante potencial de ayuda a las familias en dificultad».

Señaló Jorge García la «gran evolución» que ha vivido el servicio desde su creación ya que en los inicios «se planteaba como un apoyo a las familias heridas que estaban inmersas en procesos de nulidad matrimonial canónica». Mientras en Valencia sigue siendo así, otras diócesis «nos han ido planteando dedicar las múltiples herramientas que tiene el SAMIC para paliar los efectos graves de las crisis conyugales y en especial su posible impacto en los hijos». 

Intervención de Jorge García

Explicó el responsable del SAMIC de Valencia que el primer objetivo del servicio es reconciliar. «Hemos constatado que, si trabajamos con un enfoque multidisciplinar, protocolizado, de forma coordinada, donde se integren todos los aspectos que puedan dañar a las familias, se produce directamente una minoración de las dificultades y una espiral de consejo que hacen que los cónyuges se sientan especialmente acompañados y envueltos en la misericordia de su madre Iglesia», apuntó.

En los siete años de funcionamiento del SAMIC se ha atendido a muchas personas «que han sentido cómo su Iglesia diocesana les escucha, les acompaña e interviene de manera profesional para reestablecer sus relaciones familiares y apaciguar conflictos enraizados».

Engarza esta tarea con el magisterio del Santo Padre Francisco que en el último Discurso al Tribunal de la Rota Romana afirmaba que «la pastoral prematrimonial y la pastoral matrimonial deben ser ante todo una pastoral del vínculo, en la que se aporten elementos que ayuden a madurar a ambos, a madurar el amor y a superar los momentos difíciles». 

La creación en la Archidiócesis de Zaragoza del SAMIC, unida y en coordinación con la pastoral familiar diocesana y con los tribunales eclesiásticos, puede atender estas realidades «de dolor y ruptura» donde la mediación familiar canónica y los acompañamientos a nivel jurídico, espiritual y psicológico son herramientas clave. «Y todo ello realizado a través de un trabajo por parte de especialistas en estas materias», destacó García Montagud.

La ayuda al fiel o a la familia en dificultad va a ser «integral» y con el objetivo de fortalecer su unión con la Iglesia. No se juzga la causa de las dificultades sino que se trata de ayudar a superarlas «con caridad, firmeza y solvencia».

Herramientas novedosas del servicio

Una de las principales novedades que aporta el SAMIC es la nueva herramienta de Mediación Canónica. «Es un instrumento adecuado para facilitar la reconciliación cuando un matrimonio presenta una grave crisis» señaló el Vicario Judicial de Valencia. La mediación también consigue «grandes logros» cuando la conyugalidad está rota: «en ese momento los grandes beneficiados son los hijos que están sufriendo las graves consecuencias de la ruptura de sus padres». 

Acompañamientos, además de mediación

El Arzobispo de Zaragoza y el Director del SAMIC Valencia

Explicó el Director del SAMIC la importancia que tienen los acompañamientos que integran el servicio: psicológico, jurídico y espiritual. «Descubrimos en muchas ocasiones cómo las personas que acuden a mediación tienen otras heridas o limitaciones que con estos acompañamientos pueden ser curadas». Dicha sanación consigue crear un ambiente más sereno lo que permite «llegar a los acuerdos necesarios para lograr la pacificación del conflicto familiar».

El acompañamiento espiritual también ocupa un lugar primordial en el SAMIC. Este acompañamiento «ofrece la serenidad para resituar la vida personal y familiar, ante Dios y la Iglesia» y ayuda a reconciliarse con Dios y «encontrar la paz personal que se extiende al resto de la familia».

Otros de los recursos novedosos que ha incorporado el SAMIC a su equipo de colaboradores es la figura de los matrimonios que acompañan cumpliendo así las directrices del papa Francisco explicadas a través del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida. Estos matrimonios han puesto al descubierto «la fuerza del laicado, en concreto de los esposos, que con la formación debida han realizado en cada caso una verdadera labor de diaconía eclesial».

Caminar juntos de manera sinodal

Quiso destacar el Director del SAMIC de Valencia que otra nota distintiva «que nos une al Papa Francisco es la de caminar juntos de manera sinodal». 

Así, «desde una pastoral familiar donde todos somos de algún modo agentes de la misma, se puede trabajar de manera coordinada», dijo Jorge García. La Delegación de Pastoral Familiar, el COF, el Tribunal Eclesiástico, el SAMIC y cualquier realidad que pueda estar atendiendo a familias, «se nos confía la misión de anunciar el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia». 

A juicio de García Montagud, el SAMIC también ayudará a concretar algunos aspectos del Plan Pastoral VITA de la Archidiócesis de Zaragoza. «El SAMIC no puede desentenderse de un Primer Anuncio a tantos que el Espíritu Santo va a poner en nuestras manos para acompañar en el conocimiento de la fe, su aceptación y adhesión a Cristo y su Iglesia», explicó.

«La búsqueda de caminos pastorales a la hora de plantear un Primer Anuncio» es también un reto para el Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica. «En este campo pastoral igualmente puede darse de forma privilegiada el Primer anuncio, al estar alentado por la fuerza de una misericordia creativa y un gran ejemplo de Iglesia que se preocupa por los que más sufren».