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Qué

Con decreto del 22 de enero de 1995 el arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García Gasco Vicente, creó la Vicaría Episcopal personal para los Sacerdotes valencianos residentes en Roma y nombró Vicario Episcopal a Mons. Vicente Cárcel Ortí, que entonces era el Jefe de la Cancillería del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. 


Esta original iniciativa fue la primera en su género adoptada por un obispo español.
La Vicaría fue pensada, fundamentalmente, para los sacerdotes diocesanos residentes en Roma por diversos motivos. En 1995 cinco sacerdotes de Valencia trabajaban al servicio de la Santa Sede en diversos organismos del Vaticano: Secretaría de Estado, Secretaría General del Sínodos de los Obispos, Congregación para la Doctrina de la Fe, Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica y Pontificio Consejo para la Familia.

Valencia era la diócesis española que mayor número de sacerdotes tenía destinados como colaboradores del Santo Padre. Además, algunos sacerdotes elaboraban sus tesis doctorales en diversas universidades pontificias y se incorporaron en los años sucesivos a los dos centros de estudios superiores de la archidiócesis: la Facultad de Teología San Vicente Ferrer y el Instituto Juan Pablo II de estudios sobre Matrimonio y Familia. Otro sacerdote valenciano también era alumno de la Pontificia Academia Eclesiástica, la Escuela Diplomática del Vaticano.

Actividades que se realizan

Después de casi treinta años desde su fundación la Vicaría Episcopal para los sacerdotes valencianos residentes en Roma sigue desarrollando la misión que le fue encomendada en 1995 por arzobispo García Gasco, y confirmada por los dos arzobispos sucesivos, Mons. Carlos Osoro en 2009 y el Cardenal Antonio Cañizares en 2014.

A través de la Agencia de Noticias AVAN y del Semanario PARAULA se informa puntualmente sobre las actividades académicas de los sacerdotes estudiantes, en particular, sobre las tesis doctorales defendidas, y sobre el tradicional encuentro anual navideño con el Sr. Arzobispo.
Durante muchos años el Colegio Español ha organizado un curso de actualización sacerdotes muy apreciado por el largo centenar de sacerdotes valencianos que asistieron a él. Dicho curso ha quedado suspendido desde 2020 a causa de la pandemia.
El número de sacerdotes “valencianos-romanos” oscila anualmente entre los 12 y 15.

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ILMO. MONS. VICENTE CÁRCEL ORTÍ

VICARIO EPISCOPAL PARA LOS SACERDOTES RESIDENTES EN ROMA

Prehistoria de la Vicaría

Mons. García Gasco se interesó desde el comienzo de su ministerio episcopal en Valencia por los sacerdotes que estaban en Roma y ya en octubre de 1993 encomendó a Mons. Vicente Cárcel la tarea de seguir de cerca a los sacerdotes estudiantes para orientales en sus necesidades académicas.
A finales de noviembre de 1994, con motivo de la elevación al cardenalato de Mons. Ricardo Carles, arzobispo de Barcelona, el Arzobispo anunció en Roma el nombramiento del nuevo Vicario Episcopal personal expresando su intención de modo muy explícito y conciso: atender y servir a los sacerdotes diocesanos.

Se trató del primer paso, que fue completado y perfeccionado con el citado decreto del 22 de enero de 1995, porque en él quedaron precisados los siguientes puntos esenciales:

1. Los objetivos fundamentales del Arzobispo eran los que son los que recogía el «Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros». Estos pueden sintetizarse en los siguientes: el valor espiritual que tiene la incardinación a la Iglesia particular de Valencia, que constituye un auténtico vínculo jurídico (nº. 26); la importancia del presbiterio como lugar privilegiado en el que el sacerdote debería encontrar los medios específicos de santificación y evangelización y de ser ayudado para superar los límites y las debilidades propias de la naturaleza humana (nº. 27); la amistad sacerdotal (nº. 28) y la vida común en la medida en que esto sea posible (nº. 29).

2. Dicho decreto consideraba la situación particular de los sacerdotes que estaban al servicio de la Santa Sede y que entonces eran cinco. Ellos tenían por razón de su ministerio unas obligaciones, necesidades y exigencias diversas de las de los que cursaban estudios, pero no perdían el vínculo jurídico de la incardinación con la archidiócesis de Valencia y tenían derecho a participar de los beneficios espirituales y humanos que derivan de la relación con los hermanos sacerdotes de la misma diócesis.

3. El documento también consideraba la relación singular que se había establecido entre la archidiócesis de Valencia y el Vicariato de Roma a través de una extensión del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, del que era Gran Canciller el Cardenal Vicario de Roma.

4. Por último, el documento trataba la relación de colaboración con los rectores de los centros eclesiásticos en los que vivían los sacerdotes estudiantes (Pontificio Colegio Español de San José, Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat y Pontificia Academia Eclesiástica), respetando a sus respectivas autoridades

Constitución oficial de la Vicaría

La constitución oficial de la Vicaría tuvo lugar en Roma el 28 de enero de 1995, aprovechando el viaje del Arzobispo para asistir a la beatificación de la Madre Genoveva Torres Morales, fundadora del Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Ángeles (Religiosas Angélicas).

Durante una reunión con los sacerdotes valencianos, el Arzobispo les leyó el decreto en que están indicadas las facultades del nuevo vicario y al día siguiente, en la Capilla Lituana de las Grutas Vaticanas, cerca de la tumba de San Pedro, el Arzobispo presidió una concelebración con los doce sacerdotes que se hallaban entonces en Roma y les dirigió unas palabras en las que renovó su adhesión y la de sus sacerdotes al Santo Padre.

Durante la homilía el Arzobispo dijo que la razón fundamental que le había movido a dar este paso era “la caridad pastoral y el deseo de serviros y de atenderos mejor. Desde ahora – añadió – tenéis en Roma una mediación directa mía, un sacerdote, que con las facultades de Vicario episcopal, podrá seguiros y atenderos en vuestras necesidades sacerdotales y humanas. De este modo sentiréis más fuerte el vínculo de vuestra incardinación a nuestra archidiócesis”. Al acabar la concelebración, todos los presentes recitaron la profesión de fe ante el altar de la Confesión de la Basílica Vaticana y a continuación rezaron por el Santo Padre y por el Arzobispo ante la estatua del Apóstol San Pedro y besaron su pie.

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