Yolanda Latre: «El SAMIC lleva consigo muchas bondades para las situaciones matrimoniales más críticas» Como una de las responsables del COF de Zaragoza, explica la importancia de ofrecer el servicio en los procesos de ruptura matrimonial

Yolanda Latre: «El SAMIC lleva consigo muchas bondades para las situaciones matrimoniales más críticas» Como una de las responsables del COF de Zaragoza, explica la importancia de ofrecer el servicio en los procesos de ruptura matrimonial

Yolanda Latre, adjunta a la dirección del COF de Zaragoza

La Archidiócesis de Zaragoza pone en funcionamiento el próximo 3 de octubre el Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar Canónica – SAMIC. Se une así a una red que, impulsada desde la Archidiócesis de Valencia, va extendiéndose poco a poco por la geografía española.

La voluntad del arzobispo Carlos Manuel Escribano Subías ha sido decisiva a la hora de implantar una metodología que ayuda a las familias con problemas y conflictos. Mons. Escribano es consciente de la importancia de  estas herramientas puesto que preside la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida dentro de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Pero además de Escribano Subías, una mujer ha sido clave para impulsar el SAMIC en tierras aragonesas. Hablamos de Yolanda Latre Campos, una de las responsables del Centro diocesano de Orientación Familiar (COF) Juan Pablo II de Zaragoza.

Hemos tenido la oportunidad de reflexionar con ella sobre cómo se gestó el SAMIC en su diócesis y hemos aprendido mucho de su experiencia.

El Centro de Orientación Familiar de Zaragoza observaba desde hace años la situación en la que se encontraban algunos matrimonios “tan dañados que se hacía imposible la recuperación del vínculo matrimonial”, explica Yolanda Latre.

En esta circunstancia, cuando el COF detectaba que la ayuda terapéutica prestada no había podido conseguir el objetivo de la reconciliación, “veíamos cómo marchaban y, por falta de recursos, información o serenidad, algunos de esos matrimonios acababan en procesos contenciosos donde la situación se enconaba todavía más”. “Al dolor de la ruptura, se añade el sinsentido de un proceso donde se busca dañar al otro cónyuge”.

Explica la especialista en mediación que “no hay que olvidar que la conyugalidad pudiera estar rota, pero no así la parentalidad”. Esta es una de las ideas clave en las que profundiza el curso para los especialistas del SAMIC, que imparte el Tribunal Eclesiástico de Valencia.

Por todo ello, “la conciliación, mediación, acompañamiento y asesoramiento son ejes fundamentales que han de abarcar todo proceso de ruptura matrimonial”. Estos elementos se deben tener en cuenta en un sentido amplio, “ya que hablamos de atención no sólo jurídica, sino también psicológica si es el caso, personal, y por supuesto, espiritual”. Esta labor más especializada no se estaba realizando todavía en el COF y se detectaba una laguna importante.

Con todos estos antecedentes, comenta Yolanda, “no es difícil imaginar esa buena inquietud que latía entre los colaboradores del Centro de Orientación Familiar desde hace tiempo y la alegría que nos supuso comprobar cómo una primera diócesis, la de Valencia, daba un primer paso en este sentido”.

Falta de información de los fieles

La impulsora del SAMIC en la diócesis de Zaragoza señala la falta de información de muchos fieles sobre las posibilidades que tiene un matrimonio ante una ruptura. “No son raros los casos en los que nos han manifestado el desconocimiento de figuras como la separación terapéutica, la separación civil… y no digamos ya cuando hablamos de nulidades, donde los mitos y la desinformación oscurecen un recurso muy válido ante estas situaciones”, destaca.

Esta desinformación puede llevar “a la desesperanza de los fieles y al debilitamiento de los cimientos de la fe con el consiguiente alejamiento de la Iglesia, que es Madre”. De ahí la importancia de la información y prevención que recae, directamente, sobre la «salus animorum» de todos los implicados. “¡Y es que el vínculo matrimonial no se merece menos!”, resalta Yolanda.

Estas palabras tienen una especial relevancia puesto que provienen de una auténtica especialista en cuestiones de familia. Después de 12 años como directora y coordinadora del COF Juan Pablo II de Zaragoza, Yolanda Latre sabe al detalle los problemas con los que se encuentra un servicio de orientación familiar. Ahora ejerce como adjunta a la dirección del centro de orientación, tarea que combina con otras, como codirigir el proyecto de investigación internacional interuniversitario en orientación familiar PIInOF, puesto en marcha por UNIR (España) y la Universidad Católica de Salta UCASAL (Argentina); o ser la directora académica de capacitaciones del Instituto de Familia y Vida en la UCASAL.

El SAMIC no duplica servicios diocesanos

Preguntamos a Yolanda si la creación de un SAMIC puede suponer una duplicación de servicios diocesanos. “No, en absoluto”, es su respuesta tajante. “No se trata de crear nuevos servicios, duplicando estructuras y agentes. Al contrario, cada diócesis valora su propia realidad en el ámbito de las crisis familiares, y, en función de ella, configura el servicio de la manera más acorde a sus necesidades”.

En Zaragoza, por ejemplo, el SAMIC se incorpora naturalmente dentro del COF diocesano, “por lo que sus responsables pasan a serlo también del SAMIC. No se duplican servicios, sino que, de una forma directa, el SAMIC se incorpora al COF, que ya funciona desde hace varios años y con el que está unido por una misma misión”.

También es importante señalar que, al estar incardinado el COF en la Delegación Episcopal de Familia y Vida de la Diócesis, el SAMIC también pasa directamente a estar integrado en la misma.

Coordinación del SAMIC con otras realidades eclesiales

Yolanda Latre nos aclara también la manera en la que el SAMIC se coordina con otras realidades eclesiales. “El SAMIC no funciona aisladamente sino en red. Este servicio se coordina con el COF para aquellos casos en los que se ve posible una vía de reconciliación”. Por otro lado, la coordinación se consigue también con los tribunales eclesiásticos, “ya que se les puede derivar alguna pareja en la que se detecte una posible causa de nulidad”. Y a la inversa: “desde los tribunales pueden acudir a nosotros cuando detecten que un matrimonio en procedimiento judicial está necesitando acompañamiento terapéutico o espiritual”.

Mención especial merece la coordinación con la Delegación de Familia, “ya que serán sus matrimonios los que podrán desempeñar las labores de acompañamiento”, apunta la profesional en mediación familiar.

Por su parte, “el SAMIC aspira a ser un instrumento de ayuda a las acciones e iniciativas que se desarrollen en la Diócesis sobre las crisis familiares, así como todo lo relativo a la formación y prevención de las mismas”.

Las siguientes palabras de Yolanda nos llenan de alegría, puesto que expresan con exactitud el sentido último del servicio de mediación y acompañamiento. “El SAMIC lleva consigo muchas bondades para las situaciones matrimoniales más críticas”, dice. Entre esas bondades tal vez destaca “la interdisciplinariedad y la coordinación de cada historia familiar que entra, lo que permite esa atención integral y holística de principio a fin. El hecho de que una persona coordine a una familia permite que haya una unidad de sentido en todas las intervenciones que vayan haciendo los especialistas, y que en cada momento haya un seguimiento personal y personalizado”. 

La importancia de vincular el ámbito pastoral y el jurídico

Además, “el SAMIC consigue vincular el ámbito pastoral y el jurídico”. Parece que estamos hablando de dos ámbitos diferentes, en los que cada uno realiza su labor como si no estuvieran relacionados. “Este tema lo vienen señalando los Santos Padres con vehemencia en los discursos anuales a los jueces y abogados matrimonialistas”, recuerda. Por poner un ejemplo, en el Discurso de San Juan Pablo II a la Rota Romana, de 18 de enero de 1990, se iluminaba ya esta idea «… no es verdad que, para ser más pastoral, el derecho deba hacerse menos jurídico».

Por ello, “no es necesaria una separación entre las estructuras jurídicas y pastorales –entre justicia y misericordia pastoral– estructuras destinadas a converger e integrarse cada una en la vertiente que le es propia”. Para Yolanda Latre “la interpretación jurídica hecha desde una óptica meramente formalista se estaría quedando al margen de la armonía necesaria entre juridicidad y ámbito pastoral. La pastoral debe cimentarse sobre la justicia, que es lo jurídico, y no sobre la arbitrariedad – la injusticia –. Una maravillosa invitación a iniciativas como el SAMIC ¿no os parece?”.

Maravillosa llamada la que nos propone una laica que es ejemplo de formación y preparación: Máster universitario en Mediación y Orientación Familiar, Posgrado universitario en Matrimonio y Educación Familiar, Licenciatura en Ciencias de la Familia, Máster oficial en Bioética y Formación y Doctora en Derecho, entre otras titulaciones.

La adjunta a la dirección del COF diocesano de Zaragoza acaba la entrevista dando las gracias el servicio SAMIC de Valencia, “por su formación y apoyo en todo momento”. Y sobre todo, “por la pasión que ponen en que esta labor se vaya extendiendo cada día un poco más. ¡Gracias a todo el equipo!”

Gracias a ti, Yolanda, por unas palabras tan reveladoras e ilusionantes. Nos anima a seguir con la necesaria tarea de acompañar y ayudar a familias en conflicto.