Recorremos la ruta urbana mariana junto a Laura y Paula Entrevista a las Falleras Mayores de Valencia, en PARAULA

Recorremos la ruta urbana mariana junto a Laura y Paula Entrevista a las Falleras Mayores de Valencia, en PARAULA

Laura y Paula, en la puerta de la Catedral (Firma fotografías: Víctor Gutiérrez)

BELÉN NAVA.- Cada año, cuando desde la redacción de PARAULA nos planteamos dónde llevar a las Falleras Mayores de Valencia para realizar la entrevista surge una lluvia de ideas. Algunas hay que descartarlas por ‘logística’. Es imposible acceder al sitio propuesto ataviadas con las mejores galas de la indumentaria valenciana. Aunque con ellas hemos subido a las cubiertas de la Catedral, bajado a las catacumbas de la Seo; conocido la historia del Santo Cáliz ante la sagrada reliquia; recorrido la casa natalicia de san Vicente Ferrer; contemplado de cerca los frescos de Palomino en la Basílica de la Virgen… pero hay que superarse año tras año. Hay que decir que esta vez fue Álvaro Almenar, vicerrector de la Basílica de Virgen de los Desamparados, quien propuso la idea: recorrer junto a Laura Mengó, fallera mayor de Valencia, y Paula Nieto, fallera mayor infantil, la ruta urbana mariana con motivo del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados.

Dicho y hecho. Una llamada de María Tomás, Vicepresidenta 3ª de Junta Central Fallera, al frente de la delegación de medios, nos confirmó la fecha y una gran sorpresa: tanto Laura como Paula vendrían a la entrevista con los espolines que iban a lucir en su exaltación como las máximas representantes de las fiestas josefinas.

Cabe decir que lo que menos nos esperábamos es que el día pactado para nuestra entrevista, apenas dos días después de haber sido exaltadas como falleras mayores, iba a ser uno de los más fríos de este invierno en nuestra ciudad. Sin embargo, a la hora convenida, y con apenas unos minutos de espera, Laura y Paula llegaron hasta el Capitulet, nuestro punto de partida en esta ruta urbana tan especial.

Las miradas de los que paseaban por los jardines del Antiguo Hospital eran de asombro. Era imposible que las dos pasaran desapercibidas. La elección del color del espolín de Laura es buena muestra de su carácter: fuerte y luchadora y decidida a dejar su impronta. Hasta ahora ninguna fallera mayor de Valencia había apostado por el negro azabache para su exaltación. Un espolín que transmite “un contraste de brillo y elegancia”.

Mientras que Paula lucía un espolín tejido en los telares de Garín en un tono que los más entendidos han definido como “cuarzo ametrino”, sin metal, que se ha sustituido por el oro viejo habitualmente utilizado en los tejidos antiguos que no llevaban este elemento.

Tras las presentaciones de rigor, arrancaba el recorrido por la ruta mariana desde el interior de la capilla que acoge la exposición de ‘La Coronació de la Mare de Déu’, con la que la Diputació de València conmemora el centenario de la coronación de la Virgen de los Desamparados.

EL CAPITULET

Con el vicerrector de la Basílica mostrando el cartel oficial del Centenario de la Coronación (V. Gutiérrez)

“Comenzamos este recorrido desde este lugar histórico vinculado a la devoción a la ‘Mareta’ y que hoy queremos compartir con vosotras”, explicó Álvaro Almenar a Laura y Paula. A través de las instantáneas que muestran cómo Valencia celebró en 1923 la coronación de la Virgen, el vice-rector de la Basílica puso en situación a las máximas representantes falleras. “Imaginaros cómo se volcó el pueblo valenciano con las celebraciones”, les comentó para, a continuación, mostrarles la foto de la corona de la Mare de Déu.

“El 12 de mayo de 1923, Valencia le regaló a la Virgen esta corona, simbolizando que toda la Iglesia de Valencia reconocía en ella a nuestra patrona. Fue un regalo, al igual que todas las alhajas que luce, que son regalos que los valencianos le han hecho a su madre… y a las madres se les regala lo mejor”, afirmó con una gran sonrisa en el rostro. “Por supuesto”, contestó Laura mientras Paula asentía con firmeza.

“En el corazón de todos los valencianos tenemos el amor la Virgen santísima”, prosiguió Álvaro. “Y vosotras, en nombre de toda Valencia, el día de la ofrenda, le ofreceréis bellas flores, y con ellas intenciones y oraciones”.

“Va a ser muy emocionante y bonito”, confesó Paula mientras Laura apostillaba que además “es un momento único porque solo lo vamos a vivir una vez en la vida. Me hace muchísima ilusión”.
“Además”, les recordó Almenar, “vais a ser las falleras mayores del centenario” y eso es un motivo “de gozo” y de “alegría” apuntó Laura.

Ante el altar, Laura y Paula conocieron la historia de esta particular capilla. Allí, era donde se reunían en capítulo los miembros de la Real Cofradía de Nuestra Señora de los Inocentes, Mártires y Desamparados. Según la tradición, en esta capilla apareció la imagen original de la Mare de Déu “que la feren els angels”. En uno de los muros exteriores se lee: “Al muy honorable J. Gilabert Jofré y a los honrados trece ciudadanos caritativos fundadores del hospital de locos en 1409. Para memoria perpetua”.

Porque como bien se les explicó, allí arranca el origen del hospital, considerado el primer psiquiátrico del mundo occidental, construido en 1410 para atender a personas con enfermedad mental e impulsado por el Padre Jofré. Del antiguo hospital, se conservan el crucero, que actualmente es la Biblioteca Municipal, el pórtico, un pabellón y algunos restos arqueológicos.

Laura, enfermera de profesión, se muestra impresionada por la labor que se realizaba hace siglos. “Para evitar largos tiempos en los que estuvieran sin hacer nada, a los enfermos se les ofrecían trabajos manuales, o les enseñaba las labores de la huerta. A las mujeres se les enseñaba a hilar, bordar o realizar encajes con los bolillos. Además, se les sometía a un riguroso plan de ejercicio físico y de alimentación y se incidía en la necesidad de una buena higiene”.

“¿ Y cómo los enfermos llegaban a ingresar?”, preguntó Laura a lo que se le explicó que la asistencia médica en el hospital general era gratuita y en él solo se ingresaba de forma voluntaria, a excepción de los locos que podían ser internados por orden municipal al igual que las prostitutas que padeciesen alguna enfermedad vergonzante.

BIBLIOTECA MUNICIPAL

En el Antiguo Hospital (V. Gutiérrez)

Seguimos el recorrido. Tanto Paula como Laura no dudan en posar dentro de lo que hoy en día es la Biblioteca Pública de Valencia o como casi todo el mundo en Valencia la conoce, “la del antiguo Hospital General”. Las miradas de extrañeza se suceden entre los que entran y salen del recinto. Algunos saben quienes son, otros apenas levantan la mirada de su móvil. Las anécdotas entre los “más mayores” que acompañamos a las Falleras Mayores se suceden comentando lo poco que se estudiaba cuando se iba allí. “Yo también venía cuando estudiaba Enfermería”, confiesa Laura con una gran sonrisa mientras caminamos hacia el siguiente punto de la ruta.

Por el callejón que nos lleva hasta el Colegio del Arte Mayor de la Seda, Álvaro resuelve las dudas que ya comienzan a plantearse las falleras mayores de Valencia. Hemos retrocedido con ellas seis siglos y cuesta imaginarse cómo era la Valencia de aquella época, tan distinta a la de ahora. Uno de los interrogantes es cómo se evolucionó desde la pequeña capilla hasta la Basílica. Y la respuesta no tarda en llegar.

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