El barrio de Russafa honra a San Blas con la veneración de su reliquia en la parroquia de San Valero El templo permaneció abierto hasta las 21 horas para facilitar la participación de los fieles

El barrio de Russafa honra a San Blas con la veneración de su reliquia en la parroquia de San Valero El templo permaneció abierto hasta las 21 horas para facilitar la participación de los fieles

Imposición de aceite. (Foto: A. Sáiz)

La parroquia de San Valero Obispo y San Vicente Mártir, en el barrio valenciano de Russafa, permaneció abierta hasta las 21 horas  para permitir la participación de los fieles en las celebraciones en honor a San Blas en el día de su festividad litúrgica así como la veneración de la reliquia del santo.

La parroquia acogió por la mañana la celebración de cuatro misas y por la tarde se celebraron dos más, ha indicado párroco, Juan José Llorens, que ha recordado que San Blas es venerado tradicionalmente como abogado contra los males de garganta.

Por otro lado, la tradicional procesión con la imagen de San Blas fue cancelada por la situación sanitaria actual y fue sustituida por un acto de veneración de la reliquia del santo en el templo.

Asimismo, en el interior del templo, “se pudieron adquirir las tradicionales ´coquetes`, hechas expresamente para este día y bendecidas, además del aceite, pulseras con medalla y colgante y cirios”, según el párroco, que ha añadido que la festividad se celebra en San Valero desde la fundación de la Cofradía en el siglo XVI.

La misa mayor que fue cantada con órgano y contó con la presencia de autoridades. Por la tarde tuvo lugar la imposición del aceite con las medidas de seguridad y la bendición con la reliquia de San Blas.

Numerosos fieles participaron en la veneración de la reliquia del santo (Foto: A. Sáiz)

San Blas

San Blas fue un médico y obispo de Sebaste, actualmente en Turquía, durante los siglos III y IV. Hizo vida eremítica en una cueva en el bosque del monte Argeus que convirtió en su sede episcopal.

Fue torturado y ejecutado en la época del emperador romano Licinio durante las persecuciones a los cristianos de principios del siglo IV. Uno de los milagros que se le atribuyen a San Blas es la curación de un niño al que se le clavó una espina de pescado en la garganta.