“Proyecto Esperanza” en La Coma: cerca de 30 años de acompañamiento a mujeres a través de la escucha y el crecimiento personal Esta iniciativa de una Cáritas parroquial es una de las primeras acciones para mujeres implantadas en la diócesis  

“Proyecto Esperanza” en La Coma: cerca de 30 años de acompañamiento a mujeres a través de la escucha y el crecimiento personal Esta iniciativa de una Cáritas parroquial es una de las primeras acciones para mujeres implantadas en la diócesis  

La Iglesia en Valencia desarrolla numerosas iniciativas dirigidas a mujeres en situación de vulnerabilidad a través de entidades como Cáritas, Servicio Jesuita a Migrantes o Provida, entre otras, además de parroquias y congregaciones, con las que les ofrecen formación y ayuda asistencial o en la búsqueda de empleo.

Otros proyectos, sin embargo, ponen el foco en el crecimiento personal y el acompañamiento de mujeres desde la promoción integral y emocional. Es el caso del “Proyecto Esperanza”, que depende de la parroquia Madre del Redentor del barrio de La Coma de Paterna (Valencia) bajo el paraguas de Cáritas Diocesana, y que fue una de las primeras iniciativas para mujeres implantadas en la diócesis hace casi 30 años.

Mª Dolores Rodríguez (der) y Rosa Mª Ribes (izq), voluntarias de Cáritas.

Con motivo del Día de la Mujer, realizamos una radiografía de esta iniciativa conducida por dos voluntarias: la psicóloga María Dolores Rodríguez Ortiz y la pedagoga Rosa María Ribes Riera. La primera levantó los primeros cimientos del proyecto en el curso 1994-95 y la segunda se embarcó dos años después. Son mujeres que acompañan a mujeres y siguen involucradas e ilusionadas.

Del miedo inicial por prejuicios al compromiso: enamoradas del proyecto

Hace más de 25 años Rosa María, que ahora tiene 59, decidió encauzar a través de Cáritas sus inquietudes de ayudar a otras personas, movida también por su fe cristiana. Recibió formación para el voluntariado y descubrió “un mundo que me desbordó: no sabía que Cáritas hacía tantas cosas”, expresa.

Aunque por su formación y profesión -pedagoga- pensaba orientar su ayuda al trabajo con niños y niñas, las necesidades entonces se centraban en el “Proyecto Esperanza” iniciado en el barrio de La Coma de Paterna y dirigido a mujeres.

A pesar de las dudas iniciales -“por miedo debido al desconocimiento de ese barrio, prejuicios que vas desmontando”-, se embarcó en el proyecto “motivada también por la persona que estaba, y está, al frente, Loli, que me contagió su energía. Ésa fue mi puerta de entrada, me enamoré del proyecto y casi 30 años después, aquí seguimos las dos, con una conexión total», explica.

El germen fue una iniciativa en La Coma impulsada por una religiosa y una psicóloga. A ellas se unió María Dolores Rodríguez, a la que todos llaman Loli, madrileña de nacimiento y valenciana de adopción y también psicóloga. Así comenzó este proyecto en el seno de Cáritas, siendo uno de los más antiguos de la entidad en la diócesis dedicado al acompañamiento de la mujer desde el punto de vista del crecimiento y desarrollo personal.

“Son mujeres luchadoras con las que hemos creado un vínculo especial” 

Después de un primer año “muy duro, por las situaciones complicadas que empiezas a conocer desde el punto de vista económico, emocional y vital”, Rosa María se involucró al cien por cien “gracias al apoyo y empuje” de Loli y también por la respuesta de las mujeres a las que acompañan: “ellas te lo ponen fácil, te facilitan mucho la conexión”, destacan las voluntarias.

En estas mujeres “lo que destaca es su espíritu de lucha y sacrificio para sacar adelante a sus hijos y que tengan las oportunidades que ellas no han tenido, son personas con una enorme valía”, confirman Loli y Rosa María.

En ellas “hemos visto una evolución a lo largo de estos años”, un recorrido vital paralelo con el experimentado por las dos voluntarias. “Hemos crecido con ellas, incluso con muchas se ha creado un vínculo especial, de amistad, y hemos tejido un acompañamiento mutuo, juntas”.

Además, este voluntariado, al que dedican la mañana de cada miércoles, “ha sido, y es, algo necesario para nosotras porque es absolutamente gratificante, estás deseando ir y se produce una comunión absoluta en el grupo”, señalan.

Grupos reducidos de mujeres para poder crear un espacio de confianza

El “Proyecto Esperanza” consiste en la realización de dinámicas de grupo semanales para favorecer el desarrollo y crecimiento personal en grupos de 12 ó 13 mujeres. El trasfondo “es de ayuda emocional: tiene que ser un grupo reducido, para que sea un lugar de encuentro en el que puedan abrirse, compartir sus experiencias, y una zona segura y de confianza”.

Para conseguirlo “es fundamental el trabajo de una profesional y psicóloga como Loli, para orientar acciones y saber cómo actuar y dinamizar el grupo”, de la mano “inseparable, firme y colaboradora” en estos 28 años de Rosa, indican la una y la otra, que han estado al frente de la iniciativa.

Por tanto, “creamos un lugar de convivencia en el que lo importante no es lo que hacen sino la vivencia que supone para ellas participar”. Así, de las reuniones informales de los primeros años “fuimos evolucionando para darle forma y fondo al proyecto, establecer una estructura y definir unos talleres”.

Llevan a cabo actividades como el taller de crecimiento personal, con dinámicas de grupo sobre autoestima, asertividad y resolución de conflictos; el de lectura; otro para comentar hechos históricos en torno a un país que eligen al azar; otro de noticias, para analizar la actualidad; y uno de juegos de mesa lúdicos. Además realizan una o dos salidas culturales cada trimestre, para ver exposiciones, belenes en Navidad, las Fallas, y también ir al teatro y al cine. 

Esta iniciativa “ha sido muy bien recibida por las mujeres de La Coma, se han involucrado e incluso hay tres o cuatro que están desde el inicio del proyecto: entonces empezaron a criar a sus hijos y hoy en día ya son abuelas”, indican.

En el caso de las más veteranas “hemos visto su evolución y ahora que ya no trabajan, vemos cómo disfrutan en esta etapa vital más serena: se valoran, se conocen y se dedican más a sí mismas: es una recompensa para nosotras”.

Casi 400 mujeres atendidas por Cáritas a través de proyectos específicos

El Proyecto Esperanza depende de la Cáritas de La Coma y se enmarca bajo el paraguas de Cáritas Diocesana, de quien recibe una ayuda extraordinaria, además de formación, asesoramiento y acompañamiento. En sus primeros años formó parte del Programa “Suport Familiar” actualmente denominado “Programa Infancia, Familia, Adolescencia y Mujer”.

Según la última memoria de 2020 de Caritas Diocesana, en la diócesis se desarrollan 58 proyectos de Familia e Infancia, 15 de ellos para la mujer, que benefician a 394 mujeres, con una edad media de 31 a 44 años y de procedencia extranjera en el 60% de casos.