Los secretos de la restauración de la casulla de San Juan de Ribera Creada para el Centenario de la Beatificación de san Juan de Ribera, una festividad que se conmemora cada 14 de enero

Los secretos de la restauración de la casulla de San Juan de Ribera Creada para el Centenario de la Beatificación de san Juan de Ribera, una festividad que se conmemora cada 14 de enero

¿Quién no se ha detenido alguna vez a imaginar el origen de alguna de las piezas que contemplamos durante la celebración de la liturgia? ¿O cuándo visitamos una iglesia o una pequeña capilla durante un viaje turístico? Hoy tenemos una excelente oportunidad de conocer cómo se restaura y se devuelve a la vida a una pieza extraordinaria: la casulla denominada “San Juan”, perteneciente al terno, con el mismo nombre, que se creó para el Centenario de la Beatificación de san Juan de Ribera, una festividad que se conmemora cada 14 de enero. 

Hablamos con Sofía Rodríguez Cuevas, restauradora y conservadora patrimonial, que ha dirigido la intervención de esta magnífica pieza. El encargo de recuperarla lo recibió en abril de 2023: un año después observa con ilusión el resultado de su esfuerzo.

Rodríguez Cuevas habla con pasión sobre los trabajos efectuados, una restauración que se ha alargado muchos meses porque “la restauración textil, si por algo se caracteriza, es por ser muy ardua y laboriosa, por lo que hay que tener muchísima paciencia”. Otra de las cualidades fundamentales a la hora de realizar una intervención textil es “la visión, porque a la hora de clavar las agujas no es como cuando uno cose a máquina o cuando cose una pieza normal, hay que pensarlo mucho”, indica la restauradora. 

Pero antes de detenernos en los pequeños detalles, queremos que Sofía nos ayude a datar la pieza. “Podría remontarse a finales del siglo XVIII o principios del XIX, pero la datación es difícil porque tiene elementos que pertenecen tanto a un siglo como a otro. En el caso del XVIII, tiene ornamentos muy recargados, floreados, con una especie de cálices muy típicos de esta época, aunque también se mantuvo en el XIX”.

Por todo ello, la restauradora indica que la manufactura es “próxima a principios del XIX, así que la casulla está a caballo” entre ambas centurias.

Otra característica de la casulla es que su “decoración es muy similar al estilo lionés, con bordados de realce, también conocidos como eruditos. Estos bordados presentan rellenos de cartón que le otorgan una cierta tridimensionalidad”, muestra Rodríguez Cuevas.  

Respecto al material de confección, la restauradora avanza que se trata de “principalmente seda e hilos metálicos, que no se llevan muy bien”. “El deterioro de los hilos metálicos, la corrosión y otras cuestiones a veces cortan la seda, que es bastante delicada”, explica Sofía Rodríguez. Por todo ello la recuperación de la obra ha sido “muy complicada”. 

Seis meses de restauración laboriosa

Más de seis meses se han invertido para recuperar toda la belleza de la casulla ‘San Juan’. Un elemento clave en su restauración ha sido el esfuerzo de preservación de la pieza. Por ello, la intervención se ha enfocado en la conservación de la casulla, de forma que se ha mantenido todo lo que es original, “no se ha reintegrado nada con ningún elemento externo dado que, en la actualidad, los hilos entorchados no se manufacturan como antiguamente”, explica la restauradora. 

Rodríguez Cuevas desentraña el proceso de restauración con la misma paciencia con la que ha trabajado sobre el tejido y nos abre los ojos a un mundo que para la mayoría es desconocido: la recuperación de obras antiquísimas, una recuperación que empieza mucho antes de ponerse literalmente manos a la obra. “Antes de realizar cualquier intervención hay que planificar muy bien lo que se va a hacer, hay que tomar muestras, analizar tejidos, analizar la tipología de hilos para entender cómo se hizo, qué materiales son los constituyentes y esto nos lleva a entender qué deterioro presenta”. En ese sentido, la restauradora ya nos ha dado la clave principal sobre el proceso: “Lo que se ha realizado aquí principalmente ha sido costura, y se han presentado bastantes dificultades sobre todo por los bordados de realce porque tienen rellenos de cartón, muy difíciles de perforar. Al final se perfora pero hay que encontrar el hueco para que puedan salir”. 

Esta afirmación da la medida de la laboriosidad del trabajo, y de las horas que hay detrás de él.. porque no se trata de coser una tela actual, sencilla, sino que, como indica Sofía Rodríguez Cuevas, “trabajamos con las tensiones de los hilos. A la hora de consolidar, que es intentar devolver al sitio todos los hilos que se han ido desprendiendo, o a la hora de resolver zonas con faltas de material, vamos tendiendo como unos puentes de hilo que sujetamos de forma transversal. Eso se conoce como punto de Bolonia o punto de restauración y hay que tenerlo muy planificado porque, si se generan tensiones indeseadas, al final se producen desgarros nuevos, nuevas roturas”. Hay que pensar mucho antes de coser. 

Una vez se conoce su forma de trabajar, se valora mucho más la intervención realizada y sobre todo el resultado final. 

Proceso integral

Este proceso de recuperación ha sido más ambicioso de lo que podría pensarse ya que, junto a la restauración de la pieza, Rodríguez Cuevas indica que “se ha realizado un plan de conservación” para preservar en mejores condiciones esta joya textil. 

Dicho plan ha determinado que la casulla se conserve en un cajón “específicamente adaptado y acomodado para su preservación” y con ello unas medidas de “control de temperatura, humedad, de plagas y buena ventilación”, explica Rodríguez Cuevas. 

Además, también se ha tenido en cuenta una cuestión “muy importante”: la manipulación. “Una mala manipulación puede llevar al deterioro irreversible de una pieza textil o de cualquier bien patrimonial. En este caso como la casulla es tan pesada se ha establecido que sea manipulada por dos personas porque si no es prácticamente inviable”. Cabe recordar que la pieza pesa unos 12 kilogramos. 

Al tratarse de una pieza “viva”, que ha de ser utilizada, al contrario de lo que sucede con un cuadro o con una escultura, las precauciones son mayores puesto que “se ha intentado preservar también su uso, que también es una cuestión muy importante a la vez que controvertida”. Habitualmente, cuando nos encontramos con una pieza así, “con una manufactura tan excepcional, con unos bordados tan ricos y preciosistas” se podría pensar que hay que conservarla en un museo. ¿Cuál es el problema de llevarla a un museo? “Se le quita la utilidad con la que se creó, que es llevarla en misa”, afirma Rodríguez Cuevas. 

En este caso, la pieza “ha de ser usada solo una vez al año, cada 14 de enero, que es el día que se conmemora la figura del Patriarca San Juan de Ribera, fundador del Real Colegio Seminario de Corpus Christi. 

Benefactora

Esta restauración ha sido posible gracias a una donación efectuada por el matrimonio formado por Mamen Rivas y Eloy Durá. Gracias a su generosidad la casulla ha vuelto a recuperar su esplendor original y podrá ser usada de nuevo. 

Mamen Rivas cuenta su motivación a la hora de propiciar una nueva vida para la casulla: “Mi iglesia es el Patriarca, le tengo mucho afecto y es una gran desconocida en Valencia”. Además, Rivas tiene palabras de elogio hacia Sofía Rodríguez: “Gracias que hemos encontrado a Sofía porque es una restauradora magnífica. Ha tenido un trabajo tremendo, el transcurso del tiempo, los hilos metálicos… la casulla estaba en un estado complicado”, comenta Rivas. Anima también a la ciudadanía a recuperar este tipo de patrimonio: “Es una satisfacción porque vas viendo cómo se va recuperando. Animo a quien pueda colaborar, porque es una satisfacción enorme”.