“Los novios tienen que hablar mucho y de muchas cosas” Pep Borrell, casado y padre de 5 hijos, imparte charlas sobre noviazgo

“Los novios tienen que hablar mucho y de muchas cosas” Pep Borrell, casado y padre de 5 hijos, imparte charlas sobre noviazgo

En el mes de febrero, con ocasión de la fiesta de san Valentín, patrón de los enamorados, los comercios se llenan de corazones y junto a los medios de comunicación lanzan infinidad de mensajes sobre el amor. Santo Tomás de Aquino decía que “amar es desear el bien a alguien”. El amor, cuya máxima expresión es Dios, se manifiesta humanamente de diversas formas. Una de ellas es en la relación entre el hombre y la mujer en el matrimonio, que como recordó tantas veces san Juan Pablo II, también es la expresión del amor de Dios a su pueblo y del amor de Cristo a su Iglesia. Y para vivirlo bien es fundamental el tiempo del noviazgo.

Para llegar al matrimonio se nos presenta el tiempo del noviazgo, un tiempo de discernimiento y de camino al matrimonio. El papa Francisco en ‘Amoris Laetitia’ recuerda que “aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento”. De la mano de Pep Borrell, casado y padre de 5 hijos y que imparte charlas sobre noviazgo y matrimonio como la que realizó recientemente en el Foro Universitat-Sensus Communis, ahondamos en las claves del noviazgo.

¿Qué hay que tener en cuenta para encontrar novio o novia con acierto?

Yo siempre digo que no hay que bajar el listón y no solo hablando de hermosura o belleza, hay que tener el listón alto y ni tener mucha prisa ni ir muy lento. Por un lado, nos encontramos algunos con muchas ganas de tener enseguida novio y a otros que lo van retrasando anteponiendo otras cosas como los estudios. Y luego llegan a los 30 años y ya es más difícil.

La caña siempre tiene que estar preparada pero de nada sirve si no vas al río. Esto quiere decir que hay que moverse en ambientes donde se mueva el tipo de personas que te gustaría que fuesen. Si quieres un novio o novia católico hay que moverse en este ámbito. Y no olvidemos la paciencia y tranquilidad.

¿Qué es el noviazgo?

El noviazgo no es un matrimonio en miniatura, es una fase de discernimiento en la que hay que conocerse bien. Lo importante de este tiempo es conocerse. Los noviazgos son para dejarlos: o se acaban o se dejan. Hoy en día tenemos una imagen de las relaciones muy distinta, como la que nos venden las series, primero el revolcón y luego ya se verá.

¿Qué hay que tener en cuenta en este tiempo, qué es importante para madurar esta relación y prepararse para el matrimonio?

Lo que tienen que hacer los novios es hablar mucho, diez veces hablar. Las conversaciones tienen que ser progresivas, no es cuestión de abrirse del todo y sacar todos los temas desde el primer café.

También es primordial que sea católico, puesto que si tú eres católico es importante que la otra persona sea una enamorado de Cristo. Esto no quita que uno de los novios pueda llevarle a la conversión. Pero tampoco hay que olvidar que meterte en un matrimonio sin fe es difícil. Es importante, sobre todo en noviazgos largos, no aislarse y compartirlo con mucha gente. Es muy bueno participar en voluntariados, campamentos, peregrinaciones, grupos, etc. conjuntamente. Y no olvidar tener buenos grupos de amigos que se ayuden. Los buenos amigos se deben decir cuando los novios convienen o no convienen. Hay que ayudarse.

¿Qué temas hay que hablar sí o sí antes del matrimonio?

Son cinco temas muy importantes, que no hay que obviar, porque detrás de ellos están luego los principales problemas en el matrimonio.

Fe. En qué crees, qué fe queremos transmitir a nuestros hijo, cómo la queremos vivir…

Familia extensa. Hablar de las familias políticas, de los grupos de amigos, de cuál va a ser nuestra relación con ella… En este aspecto es muy importante que una vez casados hay que hacer un ambiente familiar propio. Es verdad que cada uno llega con su mochila, con sus costumbres, pero sin embargo hay que ir adaptándose el uno al otro. Yo siempre doy el consejo a los que se casen de que digan que los mejores macarrones son los de su casa, de la actual.

Hijos. Hablar del número de hijos, qué haremos para distanciar los hijos si es necesario, qué pa- sará si no tenemos o llega alguno con algún problema. También ver qué dice la fe y la Iglesia sobre estos temas. Yo les aconsejo que sueñen un montón, para bien o para mal. Aquí también es de ayuda, sobre todo al final del noviazgo, que ambos conozcan los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad

Educación de los hijos. Cómo nos gustaría educarlos, qué tipo de colegios nos gusta, qué formación cristiana queremos que reciban, etc.

Dinero y trabajo. Cómo afrontaremos cuando haya mucho y cuando haya poco, qué lugar tendrá el trabajo en la familia, etc.

¿Cómo saber que es el novio o novia adecuado?

Yo siempre digo que si te lo preguntas demasiado, no es y cuando lo es, lo sabes. Es difícil pero con el tiempo te das cuentas. Es normal preguntárselo porque es un paso importante. Y luego hay que tener en cuenta que te puedes comprometer a amar pero no a sentir. Por supuesto, no olvidemos si nos hace mejores personas, si me acerca a Dios…

¿Cómo podéis ayudar los matrimonios más maduros a los novios en esta etapa?

Con el ejemplo y el testimonio. Muchas veces echamos la culpa a la sociedad de que los jóvenes no se quieren casar y puede ser normal si no ven ejemplos de buenos matrimonios, que disfrutan, que se quieren y no solo se aguantan. La Iglesia nos dice que el matrimonio es la imagen de la donación de Cristo por su Iglesia y tenemos que mostrarlo así. Hay que vivirlo con alegría y estar dispuestos a escuchar a los jóvenes.

¿Qué hacer para no perder la ilusión del primer día a lo largo del matrimonio?

Lo que no puede ser, como decía antes, que nos aguantemos. Hay diversas fases del amor: atracción, enamoramiento, amor maduro… Cuando pasas de una fase a otra no significa que la anterior haya desaparecido.

Es vedad que habrá temporadas buenas y malas, que a veces sentiremos y otras no. Pero hay que currárselo con amor y claro que volverás a sentir. El marido y la mujer tienen que mirar, admirar, dejarse mirar, poner los cinco sentidos en el otro, tenerlo en un pedestal y cuidarse y no abandonarse. Y, por supuesto, mirar por el otro, pensar más en el otro. En la etapa en que llegan los hijos, y requieren mucho de nuestra presencia, no hay que olvidar que lo más importante es la mujer y el marido, ya que es la única persona que escoges. Es una etapa difícil pero que hay que currársela. Se trata de mantener el amor con cosas extraordinarias de vez en cuando y detalles de cada día. Si el amor se trabaja, la recompensa es bestial.

Don Fernando, el cura ‘matchmaker’: “novios fuertes, matrimonios fuertes”

El padre Fernando Cuevas es conocido popularmente como el cura ‘matchmaker’, lo que vendría a ser la forma de llamar hoy al tradicional casamentero. Lo que empezó de forma natural poniendo en contacto a algún chico o chica se ha agrandado y hoy son cientos de jóvenes católicos de todo el mundo los que acuden a él para que les ponga en contacto con otros jóvenes católicos que también busquen novio o novia. En todos estos años de esos contactos han surgido casi 300 matrimonios. Su sistema es sencillo, el joven se pone en contacto con él por teléfono (609.765.284) y según su perfil le facilita el contacto de alguien que pueda tener cierta afinidad. A partir de ahí su mediación ya termina. Un perfil que traza después de haber hablado con la persona en cuestión. “Este servicio viene puesto que hay muchos católicos que quieren vivir un matrimonio cristiano y en sus ambientes es complicado encontrar otros católicos. A veces es como buscar una aguja en un pajar”, explica el sacerdote.

El padre Fernando, que pertenece a la prelatura del Opus Dei y lleva a cabo diversos servicios pastorales en las obras de esta realidad eclesial en Valencia, también organiza todos los meses salidas a la montaña y cinefórums para que jóvenes y no tan jóvenes católicos puedan conocerse . “Es importante que haya lugares de diversión con espíritu cristiano”, añade.

“En el momento en que estamos viendo es importante que haya matrimonios santos, que haya verdaderas iglesias domésticas, para que la Iglesia siga viva son fundamentales las familias cristianas”, explica el sacerdote. Para ello entiende que para muchos católicos es primordial compartir la fe con el cónyuge. Además, explica, es de gran ayuda: “que les una el amor en mayúscula, Dios, y el deseo de hacer la voluntad de Dios, puede contra todo. Si se apoyan entre ellos y se van formando y alimentado siendo almas de oración los hijos verán con buenos ojos la fe. De lo que se siembra, se recoge”. De ahí, añade la necesidad “de novios fuertes para que haya matrimonios fuertes”. “El matrimonio es una vocación de primera, es una vocación a la santidad”, explica.

¿Cómo ser buenos novios? “No pueden ser dos personas egoístas, que cada uno diga al otro yo te voy a querer, servir, ayudar toda la vida y en todas las circunstancias. Quiero un amor santo, vamos a ayudarnos a ir al cielo, que sea un noviazgo limpio de verdad, de ayuda”, responde el sacerdote. “También hay que admirarse mutuamente e irse conociendo, incluso los defectos, pero sobre todo lo que hay que hacer es ser alegres y disfrutar cada día”, añade.