Legado de los misioneros: vocaciones nativas Este domingo, 30 de abril, Jornada de Vocaciones Nativas

Legado de los misioneros: vocaciones nativas Este domingo, 30 de abril, Jornada de Vocaciones Nativas

La Iglesia celebra el 30 de abril la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas bajo el lema, «Ponte en camino. No esperes más».

Esta campaña se difunden de manera conjunta por el servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Obras Misionales Pontificias Pontificias (OMP) y la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS). El «domingo del Buen Pastor», el cuarto de Pascua, es el día elegido para celebrar, de forma conjunta, estas dos Jornadas:

La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, de carácter universal, pretende suscitar en todos los jóvenes la pregunta por su vocación, y que la comunidad cristiana promueva las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento.

Y la Jornada de Vocaciones Nativas busca sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.

140 seminaristas y sacerdotes extranjeros en la archidiócesis

En la archidiócesis de Valencia hay contabilizados 140 seminaristas y sacerdotes extranjeros, la gran la mayoría provenientes de Burundi, Brasil o Venezuela.

Entre ellos figura Celeus Nshmirimana, de Burundi, llegó hace tres años a Valencia, son tres los miembros de su comunidad, la Congregación del Buen Pastor. Celeus Nshimirimana fue ordenado diácono el pasado mes de septiembre, y será ordenado presbítero el próximo mes de julio en Burundi. La estancia en Valencia le ayuda a ampliar los estudios de Teología. “Mi vocación es desde niño, aunque fui bautizado después del catecumenado de adultos. Ahí empecé a cuestionarme mi vida y me planteaba ser sacerdote. Fui a escuelas de formación de religiosos y religiosas que me explicaron otra forma de entender la vida, respuestas a preguntas que yo me había estado planteando. Allí me encontré con la Congregación de los Apóstoles del Buen Pastor, con la imagen del buen pastor que deja todo lo que tenía, que deja a sus ovejas y se va a buscar al “último”. Así me encontré con esta llamada del Señor, dirigida a mi, para seguir el camino y colaborar”.

Es como otros testimonios vocacionales, que amplían su formación religiosa en Valencia, y a su vez colaboran en el servicio a las parroquias. “Estoy viviendo y sirviendo en Beniarrés. Vivo la mitad del tiempo en el seminario de Moncada donde sigo mis estudios”.

Celeus afirma que en la Jornada de las Vocaciones Nativas “es muy importante comprender la importancia de lo que nos llama el bautismo en la misión de la Iglesia, cada uno con la llamada que ha recibido y contribuir a las necesidades reales de la Iglesia particular, pero también de la Iglesia universal.”

En segundo lugar, “saber que hemos de salir, como nos está indicando el Papa Francisco, ir a las periferias. Allí donde no han escuchado aún la voz del Evangelio. Como nos dice el Buen Pastor, ese ir hasta los que no han tenido noticia del Evangelio”.

Por su parte, Alejandro Henao llegó de Colombia hace dos años y ahora atiende Sueca y Els Marenys. Asegura que “es una oportunidad vivir esta experiencia, me permite aprender mucho y compartir mi fe. Desde el primer momento me han hecho sentir como en casa”.

Luis Molina, delegado para el clero de la archidiócesis de Valencia, explica que “hoy en día se ordenan de cinco a diez sacerdotes cada curso, y es muy importante tener estos testimonios de vocaciones nativas. “Cuando terminen la formación volverán a casa y trabajarán en sus iglesias particulares”.

Las vocaciones que nacen en los Territorios de Misión son las herederas de los misio- neros: testimonian que el Evangelio ha sido acogido y se ha inculturado. Una Iglesia particular no puede constituirse en una Iglesia implantada, fuerte, hasta que no cuenta con vocaciones sacerdotales y religiosas propias. Por eso, apoyar a las vocaciones nativas es una apuesta por el futuro de la misión.

El Santo Padre se hace cargo de estas vocaciones que nacen en las misiones, a través de una de las Obras Misionales Pontificias: la Obra de San Pedro Apóstol. Nacida en 1889, fue asumida hace 100 años por la Santa Sede como el cauce para sostener todos los seminarios diocesanos que hay en las misiones, y para apoyar los noviciados locales.

Como indican desde OMP, “uno de los regalos más importantes que Dios da al trabajo de los misioneros es que su testimonio provoque la llamada de algunos jóvenes a consagrarse como sacerdotes o religiosos y religiosas. Las vocaciones nativas son el mejor legado que los misioneros pueden dejar en la misión”.

Ayudas para colaborar con la labor misionera

España ocupa el primer puesto en el ranking de solidaridad con la Obra de San Pedro Apóstol. La diócesis de Valencia aporta también becas de formación que se ofrecen en mayo a la Virgen de los Desamparados, en el tradicional acto de las guirnaldas en la Basílica. Esta ayuda llega a unos 85.000 jóvenes, lo que supone uno de cada tres semina- ristas del mundo. También se pueden realizar donativos puntuales, incluso de forma anónima, para colaborar con la labor misionera; hacerse socio; a través de herencias y legados; o bien financiando becas de ayuda a la formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas para sostener las necesidades de los seminarios y noviciados de los territorios de misión.

Becas y donativos para Vocaciones Nativas, en la delegación diocesana de Misiones: Banco Santander ES24 0049 5442 26 2310644096 y CAIXABANK: ES60 2100 6208 05 2100151878. O Bizum con el código 00500 o directamente en la delegación.

Un religioso valenciano pide ayuda para reconstruir una casa de formación en Indonesia donde estudian futuros sacerdotes y misioneros

El religioso claretiano valenciano Francisco José Baeza, presente hace más de 15 años en Indonesia, ha solicitado ayuda en Valencia para la reconstrucción y ampliación de una casa- hogar en Yakarta, la capital del país, que acoge a estudiantes, seminaristas y religiosos que se forman para ser futuros misioneros.

El religioso señala que “es importante intervenir esta casa de formación gravemente deteriorada por las lluvias torrenciales e indundaciones”, porque – a pesar de que existen otras necesidades urgentes- apoyar la formación de los futuros misioneros significa servir en un futuro a los más pobres y necesitados”.

«Yo comprendo que hay realidades mucho más urgentes de hambruna, o provocadas por desastres naturales, pero a través de nuestra ayuda y presencia se consigue solucionar los problemas de otras muchas personas. Apoyar la formación de los misioneros es aprobar muchos proyectos que van a salir más adelante porque los misioneros allá donde vayan van a servir y ayudar”.

Con esta reforma del hogar, además de evitar que se derrumbe la casa, pretenden ampliar los espacios para que los estudiantes puedan realizar estudios superiores, tanto especializaciones a nivel civil como religioso, “porque se necesita que los futuros misioneros además de Filosofía y Teología, amplíen y cualifiquen su formación para servir mejor a quienes más lo necesitan”.

Concretamente, el proyecto, que el misionero ha presentado a la Fundación Ad Gentes del Arzobispado y cuyo importe asciende en total a 20.000 euros- de los él solicita a Valencia 6.000- , consiste en unir dos edificios contiguos – que se encuentran uno al lado del otro-, uno de ellos muy deteriorado con goteras que habría que reparar previamente. “Se necesitan 7 habitaciones adicionales en la casa existente que también funciona como una casa de tránsito para los misioneros que viajan a través de Yakarta”,

La unión de ambas casas permitirá ampliar espacios, haciendo más habitaciones, ante la “también creciente demanda de estudiantes”, asegura.

“La unidad en la diversidad”, este es su lema

Conforme explica el misionero, a nivel de fe y vivencia de la religión, en este país “tienen un principio o lema muy bonito que es la unidad en la diversidad”. Es un país volcánico con 18.000 islas, hay culturas muy distintas, más de 300 lenguas pero une la fe, y tenemos un único Dios aunque haya 5 religiones. El 80 % de la población es musulmana, pero también hay presencia de budismo, hinduismo, protestantes y católicos, que representan el 3,2 % de la población. Y todos se juntan para celebrar actos ecuménicos.

Francisco José Baeza es el único religioso español en la diócesis de Kupang y el próximo año cumplirá 40 años de ordenación sacerdotal. Siempre ha estado muy vinculado a la Pastoral universitaria y, previamente, ya fue misionero en Timor Leste y en Paraguay.

Actualmente, entre otras iniciativas, tienen en marcha un proyecto para la construcción de escuelas parroquiales en zonas pobres que no tienen aula de informática y “el gobierno nos pide que los exámenes sean “online” por lo que tenemos que ir a otros centros donde sí hay con lo que supone el desplazamiento, gastos”, afirma.

La Fundación Ad Gentes ya colaboró con el misionero valenciano cuando se encontraba en Timor Leste. En aquella ocasión, ayudó en la construcción del tejado de madera de su parroquia que amenaza con desprenderse y gracias a la fundación se pudo cambiar por otro de hierro y uralita.