19 Jul Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores
Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores
La diócesis de Valencia celebrará este domingo la Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, después de que fuera instituida el año pasado por primera vez por el papa Francisco y que se lleva a cabo en toda la Iglesia el cuarto domingo del mes de julio.
Esta jornada se celebra con motivo de la próxima festividad, este martes, de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús, el 26 de julio, según ha indicado Luis Sánchez, delegado episcopal para la Pastoral de Enfermos y Mayores.
Para la celebración de la Jornada Mundial de los Abuelos se han enviado a parroquias, residencias de mayores, hospitales y personas e instituciones relacionadas con los abuelos y los mayores, diversos materiales y subsidios litúrgicos que podrán utilizarse en las misas que se celebren con este motivo.
“Los abuelos y los mayores, que han dado un gran fruto a lo largo de toda su vida, también lo siguen dando en este tiempo y por eso, nuestro Señor quiere que los cuidemos y los amemos, con gran afecto y ternura”, ha explicado Luis Sánchez en una carta incluida en los materiales enviados.
“El fruto que produce la sabiduría que da la experiencia de la vida iluminada por la fe, sostenida por la esperanza y llena del amor de Dios, es el gran tesoro que nuestros mayores, nuestros abuelos quieren transmitir a las jóvenes”, ha añadido.
Además, la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede ha concedido indulgencia plenaria el domingo 24 para cuantos participen en la jornada asistiendo a la misa, del mismo modo que los enfermos y ancianos que no puedan salir de sus casas podrán lucrarla también desde sus hogares, cumpliendo las condiciones habituales, así como los fieles que dediquen un tiempo adecuado a visitar, de forma presencial o virtual, a sus hermanos mayores en situación de necesidad o dificultad (como enfermos, abandonados o personas con discapacidad).
Por su parte, el papa Francisco en el mensaje escrito para este día asegura que «en realidad, una larga vida- así enseña la Escritura- es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia”.
“Debemos vigilar sobre nosotros mismos y aprender a llevar una ancianidad activa también desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia”, ha indicado el Pontífice.
DECRETO PENITENCIARIA APOSTOLICA INDULGENCIA