El Colegio Seminario “El Patriarca” celebra la fiesta de su fundador, San Juan de Ribera El Arzobispo participa en las vísperas solemnes

El Colegio Seminario “El Patriarca” celebra la fiesta de su fundador, San Juan de Ribera El Arzobispo participa en las vísperas solemnes

El Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia, “El Patriarca”, acogió este domingo la celebración de la festividad de su fundador, San Juan de Ribera, en cuyas vísperas solemnes participó el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent.

Los actos comenzaron por la mañana en la iglesia de “El Patriarca” con el rezo de laudes cantados en gregoriano y, a continuación, misa conventual con cánticos en gregoriano, presidida por el rector del Colegio Seminario, Juan José Garrido.

Por la tarde, el Arzobispo participó en el canto de vísperas solemnes y en polifonía, y después se celebró la misa solemne con cánticos polifónicos a cargo de la Escolanía y el coro del Real Colegio Seminario. Finalmente se cantaron los tradicionales Gozos al santo, ante su sepulcro.

Cada una de las misas del triduo fueron presididas y predicadas por antiguos colegiales de “El Patriarca” con la participación, este año, de los sacerdotes Salvador Pastor, José Vicente Alberola y Sergio Requena.

“Uno de los hombres más fascinantes de su siglo”

Algunos documentales de la biografía de San Juan de Ribera lo califican como “uno de los hombres más fascinantes de su siglo”. De dos siglos, podríamos decir, ya que San Juan de Ribera (1532-1611), conocido en Valencia como “El Patriarca”, fue uno de los humanistas y mecenas más reputados del siglo XVII en España y una de las figuras más influyentes de su época.

Su relevancia se debe a su personalidad entregada y generosa: fue su gran obra como Obispo y su empeño por la educación e inculturización de la fe le llevó a crear grandes instituciones, y un legado que aún hoy perdura.

De origen noble y con clara vocación sacerdotal, con sólo 35 años fue nombrado arzobispo de Valencia por el papa San Pío V, que le otorgó el título de Patriarca de Antioquía. También Felipe III le nombró Virrey y Capitán General del Reino de Valencia. Y, sin embargo, fue siempre figura de profunda piedad, repartiendo a los necesitados tanto sus bienes personales como parte de las rentas del Obispado.

Se le define como “el alma de la restauración espiritual de la diócesis valentina” como defensor del Concilio de Trento. De hecho una de sus grandes obras fue la fundación del Real Colegio Seminario del Corpus Christi, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio.

Lienzo bocaporte “La última comunión de san Juan de Ribera”, de Juan Bautista Súñer, de 1796, expuesto en la iglesia de El Patriarca.

Devoción eucarística

San Juan de Ribera dejó una huella espiritual en nuestra diócesis todavía perceptible, sobre todo en la devoción eucarística, que potenció en gran manera para que fuera un ejemplo del culto al sacramento eucarístico.

También se debe a su influjo la costumbre de erigir capillas de la comunión en las parroquias, donde el Santísimo Sacramento se conservara dignamente y pudiera ser adorado por los fieles. De él proviene la difusión de la jaculatoria “¡Alabado sea el Santísimo Sacramento!”, que llega hasta nuestros días. San Juan de Ribera supo armonizar la oración personal y contemplativa con la comunitaria y litúrgica.

Su pontificado -el más largo jamás registrado en la archidiócesis- marcó profundamente la historia religiosa, cultural y política de Valencia. En los 42 años que fue arzobispo en nuestra diócesis -entre 1569 y su fallecimiento en 1611- la recorrió 11 veces en las 2.715 visitas pastorales que realizó a sus parroquias, de las que dejó constancia en 91 volúmenes con 92.000 páginas, y celebró siete sínodos con todos los párrocos.

El Papa Pío V lo definió como “lumen totius Hispaniae”, lumbrera de toda España, “singular ejemplo de virtud y de bondad, dechado de gloriosas costumbres y santidad… Porque no sólo hace oficio de obispo sino de cura”.