El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, recibe el palio arzobispal bendecido por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, recibe el palio arzobispal bendecido por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro

  • El Papa ha pedido los arzobispos “sed discípulos en el seguimiento, y apóstoles en el anuncio”
  • El Santo Padre afirma que “Pedro y Pablo eran personas reales y más que nunca necesitamos personas reales”

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha recibido esta mañana el palio arzobispal bendecido por el Papa Francisco, en la eucaristía que se ha celebrado en la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano.

En el día que se celebra la solemnidad de los apóstoles, San Pedro y San Pablo, el santo Padre ha pedido a los arzobispos metropolitanos que han recibido el palio que sean apóstoles a su imagen, “sed discípulos en el seguimiento, y apóstoles en el anuncio, del seguimiento de Cristo y del anuncio de su Palabra. Llevad la belleza del Evangelio a todas partes, junto con todo el Pueblo de Dios”.

También en el Ángelus, el Papa ha vuelto a recordar a los arzobispos metropolitanos que han recibido el palio. El santo Padre ha reflexionado acerca de la significación de ambos apóstoles, y ha señalado que “Pedro y Pablo eran personas reales y más que nunca necesitamos personas reales. Miremos entonces en nuestro interior,¿hay ardor, pasión por el Evangelio, o es algo que se desmorona?.¿Trabajamos por la unidad, nos interesamos por los débiles?.¿Somos conscientes de nuestras debilidades y nos confiamos al señor?. María, Reina de los apóstoles ayúdanos a imitar a san Pedro y san Pablo”.

El Papa ha recordado que “Pedro no es sólo una roca. Es una piedra que, cimentada en Cristo, sirve de apoyo a los hermanos para la edificación de la Iglesia. Conforma la voluntad de los apóstoles de seguir al Señor, es un punto de referencia fiable para toda la comunidad”.

El Arzobispo de Valencia ha concelebrado la eucaristía junto a otros cuatro obispos españoles, y a otros 28 arzobispos metropolitanos de todo el mundo nombrados durante el último año. El Arzobispo Benavent ha sido acompañado por el consejo episcopal y una representación del Cabildo catedralicio.

Tras esta ceremonia celebrada por el Papa Francisco será el 8 de octubre cuando  el Nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, impondrá el palio al Arzobispo Enrique Benavent en la Catedral de Valencia.

 El palio, signo de comunión con el Papa y con toda la Iglesia universal

Hoy es una de las grandes fiestas de Roma, la solemnidad de San Pedro y San Pablo, es tradición que este día, en la misa que se celebra en la basílica de San Pedro, el Papa entrega el palio arzobispal a los arzobispos metropolitanos nombrados en el último año.  Este año, por tanto, recibe el palio el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, que tomó posesión de la archidiócesis de Valencia el 10 de diciembre de 2022. El el palio arzobispal corresponde a los arzobispos metropolitanos como signo de comunión con el Pontífice y con toda la Iglesia universal.

Este ornamento litúrgico está relacionado con la misión del arzobispo de ser el Buen Pastor, a imagen del propio Jesucristo, que sale en busca de la oveja perdida.

Los palios son confeccionados con la lana de dos corderos blancos criados por las religiosas del convento romano de San Lorenzo en Panisperna, que luego es ofrecida al Papa por los religiosos de la Orden de los Canónigos Regulares Lateranenses, que sirven en la Basílica de Santa Inés Extramuros, en cuya cripta están custodiadas las reliquias de la santa.

Los corderos son bendecidos el 21 de enero, día en el cual se conmemora la muerte cruenta de la mártir romana,  en la misma basílica. También son llevados a que los bendiga el mismo Papa. Las religiosas de Santa Cecilia, en el barrio romano de Trastevere, son encargadas de tejer los palios con la lana de estos corderos.

Una vez elaborados, los palios se colocan en el sepulcro del apóstol Pedro, donde se custodian durante todo un año, por lo que se consideran reliquias de tercer grado. De ahí son tomados por un diácono, para ser posteriormente bendecidos por el Papa y entregados a los nuevos metropolitanos. Como recordaba Benedicto XVI “es confeccionado con lana de oveja, en representación de Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y el Buen Pastor que vela cautelosamente sobre su rebaño.

El palio recuerda a los Obispos que, como Vicarios de Cristo en las respectivas Iglesias locales, son llamados a ser Pastores a ejemplo de Nuestro Señor.