El Arzobispo imparte el último retiro del curso a los sacerdotes del Convictorio A los presbíteros ordenados en el año 2017

El Arzobispo imparte el último retiro del curso a los sacerdotes del Convictorio A los presbíteros ordenados en el año 2017

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha impartido este viernes, en la residencia sacerdotal San Luis Bertrán, un retiro a los sacerdotes del Convictorio Sacerdotal Diocesano “Venerable José María García Lahiguera” ordenados en 2017.

Como es habitual en estos retiros, “comienzan con la acogida de los participantes, a los que el Cardenal ha saludado y con los que ha mantenido una conversación en grupo seguida por la exposición del Santísimo, el rezo de la Hora Intermedia, una meditación sobre el Evangelio y un tiempo de oración personal antes de finalizar”, ha explicado el director del Convictorio, el sacerdote Jorge Morant, que también ha participado en el retiro.

Además, al final de cada retiro “algunos sacerdotes del Convictorio mantienen una entrevista personal con el Arzobispo y todos comparten una comida de fraternidad”.

Éste ha sido el último de los encuentros del Arzobispo con los sacerdotes del Convictorio este curso durante el cual se habían programado dos retiros trimestrales con los ordenados en 2017, 2018, 2019 y 2020, y retiros mensuales con los de 2021.

El Convictorio tiene como finalidad el acompañamiento de los presbíteros seculares diocesanos en los cinco años posteriores a su ordenación y lo conforman un total de 41 sacerdotes: 4 de 2017; 9 de 2018; 10 de 2019; 8 de 2020; y 10 de 2021. Estos últimos pueden hospedarse en el Convictorio semanalmente durante todo el curso.

Asimismo, “ofrecemos a los recién ordenados un ámbito de acogida y descanso, de vida común y fraternidad entre ellos, cuidando su formación permanente”, según Morant. Durante el curso los distintos grupos mantienen encuentros y retiros.

El cardenal Antonio Cañizares recuperó en 2015 este organismo en la diócesis de Valencia, que fue creado por primera vez en 1949 por el Arzobispo de Valencia, monseñor Marcelino Olaechea, y desapareció en 1978 al concluir el pontificado de quien le sucedió, monseñor José María García Lahiguera, de quien el Convictorio toma su nombre.