Arzobispo Benavent: “Mi sueño es que en nuestra Diócesis los sacerdotes estén unidos por la comunión en la caridad” Preside la Misa Crismal en la Catedral, donde han renovado las promesas de su ordenación

Arzobispo Benavent: “Mi sueño es que en nuestra Diócesis los sacerdotes estén unidos por la comunión en la caridad” Preside la Misa Crismal en la Catedral, donde han renovado las promesas de su ordenación

El Arzobispo bendice los óleos en la Misa Crismal (Fotografías: Alberto Sáiz)

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha destacado que “si me preguntaran qué sueño para nuestra Diócesis diría un presbiterio unido por la comunión en la caridad” y para conseguirlo es “fundamental reforzar los vínculos de comunión entre el Obispo y los sacerdotes”, algo que sucede “especialmente” en la Misa Crismal que ha presidido esta mañana en la Catedral.

El Arzobispo ha comenzado la homilía en valenciano compartiendo su “gran alegria de celebrar esta eucaristia, per primera vegada com a Arquebisbe, amb el presbiteri al qual em vaig incorporar en el moment de la meua ordenació sacerdotal, eucaristia en la que tants anys vaig participar com a sacerdot i com a bisbe auxiliar en esta Catedral. Les meues primeres paraules són d’agraïment pel vostre acolliment en els primers mesos de esta nova missió i per la vostra entrega a l’Evangeli, treball i generositat”.

Esta eucaristía “nos recuerda que la relación entre nosotros nace del hecho de que todos participamos de la misma unción de Cristo y de la misma misión del Señor. Es una celebración que nos reúne a todos alrededor del Señor Jesucristo y en ella se expresa nuestra comunión eclesial y crecemos en ella”, ha indicado.

El titular de la Archidiócesis ha animado a los sacerdotes a “cultivar las actitudes espirituales que nos ayuden a vivir cada día más como hermanos: la humildad, para estar dispuestos a aprender los unos de los otros, y la sencillez en la vida. Viviendo así tendremos un corazón abierto a las necesidades del resto de los hermanos en el presbiterio y un espíritu de acogida a todo lo que nos pueda venir de los demás”.

Respecto a la renovación de promesas sacerdotales que los presbíteros han realizado después de la homilía, monseñor Benavent ha subrayado que “somos sacerdotes sólo por un motivo: por el amor a Jesucristo. Sólo manteniendo vivo ese amor se mantendrá viva la alegría del horizonte de nuestras vidas”.

También ha señalado el Arzobispo que los sacerdotes no pueden vivir el ministerio “desde el deseo de los bienes temporales, que abarcan los bienes materiales y cualquier interés personal que nos pueda descentrar de nuestra entrega. Vivir con ese deseo rompe la fraternidad sacerdotal y la comunión eclesial”, ha asegurado.

“El único deseo que debe inspirar nuestras vidas es el celo por la salvación de las almas, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, ha dicho.

“La nostra missió tendeix a edificar l’Església com a la casa de tots”

Haciendo referencia a la bendición de óleos y del crisma -realizada también en esta misa- y a la misión de los presbíteros, monseñor Benavent ha precisado que “l’Església s’edifica amb el treball de tots però no és un conjunt de grups inconnexos. La nostra missió tendeix a l’edificació de l’Església com a la casa de tots. La unitat i comunió sacramental viscuda en esta celebració ens ha de portar a treballar per a que la nostra Diòcesi siga una familia en la qual tots ens sentim germans”.

Finalmente, el Arzobispo ha recordado que estamos viviendo el Año Jubilar del Centenario de la Coronación de la Mare de Déu dels Desamparats. Por este motivo “vos convide a posar el vostre ministeri en les mans de Maria, a qui el Senyor li va confiar la missió de cuidar de tots, també dels que participem del mateix sacerdoci: protegits per Ella ens sentim segurs. Li demanem que cuide de tots el sacerdots, especialment dels malalts i dels que passen per situacions de dificultat, i que òbriga el cor dels joves a la crida del Senyor”.

La misa ha sido concelebrada por el cardenal Antonio Cañizares y monseñor Manuel Ureña, arzobispos eméritos de Valencia y Zaragoza, respectivamente; monseñor Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia; monseñores Esteban Escudero y Vicente Juan Segura, obispos auxiliares eméritos de Valencia; y el vicario general, Vicente Fontestad, junto con el Cabildo Catedralicio.