El Arzobispo preside en la Catedral la celebración del centenario del fallecimiento de la fundadora de la congregación de Pureza de María Han participado cerca de mil alumnos y profesores de los tres colegios que rigen en la Archidiócesis

El Arzobispo preside en la Catedral la celebración del centenario del fallecimiento de la fundadora de la congregación de Pureza de María Han participado cerca de mil alumnos y profesores de los tres colegios que rigen en la Archidiócesis

Misa con los colegios de Pureza de María, en la Catedral, presidida por el Arzobispo (Firma: A. Sáiz)

La congregación de Pureza de María ha iniciado hoy, miércoles, las celebraciones del centenario del fallecimiento de su fundadora, Alberta Giménez (1837-1922), con una eucaristía en la Catedral de Valencia presidida por el Arzobispo, Enrique Benavent.

En la misa han participado representantes de los tres colegios de la congregación presentes en la diócesis, dos en Valencia y uno en Ontinyent, han indicado desde la congregación.

Además de numerosos alumnos de los tres centros escolares también han acudido profesores, personal jubilado de los colegios y ex alumnos, por lo que han sido cerca de mil personas participantes.

En proceso de beatificación

Alberta Giménez, actualmente Venerable y en proceso de beatificación, nació en Pollensa (Mallorca) el 7 de agosto de 1837 y muy joven empezó su trabajo como maestra al lado de un profesor de Matemáticas, Francisco Civera, que se fijó en ella y le pidió matrimonio.

En1860 Francisco y Alberta se prometieron fidelidad y formaron una pareja de maestros con profunda vocación por la enseñanza y devoción por la pedagogía. Tuvieron cuatro hijos. El único que sobrevivió fue Alberto. A los 41 años falleció el marido de Alberta, el 17 de Junio de 1869.

El día 2 de marzo de 1870 recibió en su casa una visita importante que cambiaría definitivamente el rumbo de toda su vida. Fueron a verla el alcalde de Palma, el canónigo Tomás Rullán, y José Ignacio Moragues, amigo de su esposo y que entonces era el inspector de las escuelas de Educación Primaria. Llegaban de parte del Obispo de Mallorca, don Miguel Salvá, con la propuesta de hacerse cargo de la dirección del Real Colegio de la Pureza de María.

El Obispo le proponía asumir una misión: educar en nombre de la Iglesia. Alberta aceptó y en pocas semanas todo empezó a tomar nuevo ritmo y el viejo colegio se convirtió en uno de los más prestigiosos de Palma. Dos años después Alberta comenzará, dentro de la Pureza, una nueva institución: la Escuela Normal de Maestras.

En 1874 Alberta creyó que era el momento para transformar el equipo de maestras en una comunidad religiosa, para que así la obra realizada en la Pureza tuviera al fin plena consistencia.

La congregación fue aprobada canónicamente el 2 de Agosto de 1892 y el mismo día se ratificó el nombramiento de Alberta Giménez como Superiora General, cargo al que tuvo que renunciar en 1916 por razones de enfermedad. En la madrugada del 21 de diciembre de 1922 falleció.

Presentes en tres continentes

El 22 de marzo de 1986, san Juan Pablo II la declaró Venerable por sus virtudes heroicas. En la actualidad, el Instituto se extiende por tres continentes, con colegios y obras sociales. En España (Mallorca, Valencia, Tenerife, Barcelona, Madrid, Bilbao y Granada); en Roma; en América (Nicaragua, Colombia, Venezuela y Panamá) y Escuelas y Hospitales en las misiones de la República Democrática del Congo.