Monseñor Arturo Ros anima a los jóvenes a ser “testimonio permanente del amor de Dios” Durante la catequesis que impartió a los peregrinos de la JMJ

Monseñor Arturo Ros anima a los jóvenes a ser “testimonio permanente del amor de Dios” Durante la catequesis que impartió a los peregrinos de la JMJ

  • “Mirad cómo se aman” ese es el testimonio “precioso y preciso que estamos llamados a dar como Iglesia, como creyentes y como discípulos de Dios”

El obispo auxiliar de Valencia, monseñor Arturo Ros, animó ayer, jueves, a los jóvenes a ser “testimonio permanente del amor de Dios que experimentamos en nuestras propias vidas” y a “no rendirse ni tirar la toalla, porque no estamos solos”, durante la catequesis que ha pronunciado ante peregrinos españoles, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, con la participación de cerca de 3000 valencianos.

En este sentido, el obispo valenciano interpeló a los jóvenes “si vivimos sintiéndonos amados por Dios, ¿por que nos cuesta tanto amar?”, y señaló la importancia de ser testimonio de ese amor de Dios, “construyendo un mundo que no juzgue, condene o excluya, si no que acoja, perdone e integre”, en el que sepamos “mirar a quien tenemos al lado como un hermano”.

Durante su intervención, monseñor Ros recordó a los jóvenes la importancia de “estar”, “permanecer en las entrañas de la vida, no como meros espectadores, si no armando lío, como sugiere el papa Francisco”; de “confiar”, “con la seguridad de que lo que nos pida Jesús será lo que necesitamos, sin miedo a arriesgarnos” y de “llenar la vida de detalles, que respondan a las necesidades que surgen a nuestros alrededor”

Haciendo referencia a la encíclica “Fratelli Tutti” del papa Francisco, el obispo auxiliar de Valencia invitó a los peregrinos a “recuperar la amabilidad”. “Seamos amables, saca de ti lo bueno que tienes, sonríe, mira con claridad, con cariño, ayuda al que necesite, permanece al lado del que esté solo, defiende al que sufre, da la vida por el marginado”. De esta forma, añadió, “mostrarás la grandeza de tu vida, la alegría del Evangelio, que es nuestro futuro y nuestra esperanza”.

Tras la catequesis impartida por el obispo auxiliar de Valencia, los jóvenes participaron en una eucaristía presidida por monseñor Enrique Benavent, quien hizo entrega de una imagen de la Virgen de los Desamparados a la parroquia “Nossa Senhora dos Remédios», de Carcavelos (Lisboa), en agradecimiento por la acogida de los peregrinos valencianos durante estos días.