El Arzobispo preside la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, en el Seminario Mayor en Moncada La jornada ha incluido un homenaje a los sacerdotes que cumplen los 25 y 50 años de su ordenación

El Arzobispo preside la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, en el Seminario Mayor en Moncada La jornada ha incluido un homenaje a los sacerdotes que cumplen los 25 y 50 años de su ordenación

El Arzobispo, durante la celebración de la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. En la imagen de arriba, comienzo de la misa en el Seminario (A. Sáiz)

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha presidido esta mañana la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en el Seminario Mayor “La Inmaculada” en Moncada.

En la homilía de la misa que ha oficiado, el Arzobispo ha saludado “de manera especial a todos los que hoy celebran el 25, 50 y 70 aniversario de su ordenación sacerdotal, nos unimos a vuestra acción de gracias a Dios y a vuestra alegría, y os agradecemos las distintas labores ejercidas en estos años en la diócesis”.

“Nos hemos reunido para celebrar la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en el año en el que se cumplen cincuenta años de su inclusión en el calendario litúrgico de las diócesis de España por iniciativa del que entonces era arzobispo de Valencia, el venerable José María García Lahiguera, que nos exhortaba siempre a la santidad en la vivencia de nuestro ministerio”, ha destacado monseñor Benavent.

“En nuestro ministerio sacerdotal debemos evitar la separación entre culto y vida. Sólo cuando el oferente se convierta en ofrenda puede darse la unidad entre culto y vida y sólo entonces es posible la reconciliación con Dios”, ha señalado.

“Jesús nos ha indicado el camino y nos ha dado los medios para llegar a la santidad en la vivencia de nuestro sacerdocio: ofrecernos junto con Él por la salvación de los hermanos cada vez que celebramos la Eucaristía”, ha afirmado el Arzobispo que ha añadido que “el camino de la santidad sacerdotal exige superar otra posible separación, entre mi voluntad y la de Dios, y ese camino exige vivir en renuncia a nosotros mismos para servir de corazón al Señor y a su Iglesia”.

“Es el camino de santidad también para todos los bautizados, todos estamos llamados a hacer de la vida un culto agradable a Dios y a no disociar nuestra vida cristiana de la personal”, ha concluido.

Bodas de oro y plata sacerdotales

La jornada ha comenzado en el Seminario de Moncada con la acogida de participantes y el rezo de la Hora Intermedia. A continuación ha tenido lugar el homenaje a los sacerdotes que han cumplido sus 25 y 50 años de ordenación, con la entrega de medallas, antes de la celebración de la Eucaristía.

Los sacerdotes que celebran sus bodas de oro son: monseñor José Vilaplana Blasco, Obispo emérito de Huelva que fue Obispo auxiliar de Valencia; monseñor Salvador Giménez, Obispo de Lleida que fue Obispo auxiliar de Valencia y José Canet Canet, José Cascant Ribelles, Fernando Cremades Costa, Antonio Díaz Tortajada, Francisco Doménech Doménech, Juan Gavilá Perelló, Rafael Ernesto Gomar Martínez, Gil Herrero Antón, Jesús López Montoya, José Luis March Avellá, Alberto Mestre Donet, Juan Antonio Muñoz Revenga, O.S.A, Ángel Saneugenio i Puig, Vicente Vicedo Vañó.

Por su parte, los sacerdotes ordenados en 1998 que recibirán el homenaje por sus bodas de plata son: José María Amores Blasco, Ricardo José Belda Reig, José Vicente Caravantes Tormo, Joaquín Gandía Espí, Pedro Antonio García García, Juan Manuel Llopis García, Juan José López Pacheco, Juan José Maset Gil, Carlos Javier Pabón Guillén (extradiocesano), José Luis Polaino Martínez, M.S.C., José Antonio Rando Martí, Pedro San Clemente Serrano, Marcos Senabre Cloquell y Vicente Solera López.

Además, también ha sido homenajeado Juan Navarro Abad, sacerdote que ha cumplido 70 años de sacerdocio.