Enrique Benavent: “Conservar la memoria de san Vicente mártir es conservar la memoria de la fe” La Universidad Católica de Valencia conmemora a su titular, san Vicente Mártir

Enrique Benavent: “Conservar la memoria de san Vicente mártir es conservar la memoria de la fe” La Universidad Católica de Valencia conmemora a su titular, san Vicente Mártir

La Universidad Católica de Valencia (UCV) conmemora esta semana a su titular, san Vicente Mártir, patrono de la archidiócesis y de la propia capital valenciana, con celebraciones litúrgicas y actos culturales.

Una de estas celebraciones ha tenido lugar en el Salón Gótico del Arzobispado de Valencia, donde Mariano Trenco, profesor de Espiritualidad de la Facultad de Teología de la UCV, ha pronunciado una ponencia sobre la figura del santo. El encuentro ha estado presidido por el gran canciller y Arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, y ha contado con la participación del rector, José Manuel Pagán y del Consejo de Gobierno.

Benavent se ha referido a un aspecto tratado en la ponencia, según el cual en tiempos de la dominación musulmana el único lugar donde se conservaba la memoria del martirio de san Vicente se conservaba la memoria de la fe: “Son cosas que van unidas porque nuestra fe no es una gnosis, sino que es una fe encarnada, y como es una fe encarnada nos llega por el testimonio de los cristianos”. “La fe no es algo que venga de forma misteriosa, sino que se transmite por el testimonio que se va pasando de unos a otros, por eso conservar la memoria de san Vicente es conservar la memoria de la fe”, ha subrayado.

“Muchas veces caemos en la tentación de utilizar medios no evangélicos para anunciar el Evangelio”

Tras la conferencia, el arzobispo Benavent ha presidido la misa, oficiada según el rito hispano-mozárabe (el propio de esta zona durante los primeros siglos del cristianismo) en la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, a la que se han unido otros miembros de la comunidad universitaria.

En la homilía, Benavent ha aclarado que el martirio “no es la autoafirmación que un fanático hace en sus propias ideas, sino el acto supremo de amor y de amistad con Jesucristo. Un mártir es aquella persona que sabe que su amistad por el Señor es el tesoro más grande que ha encontrado en su vida y que vale la pena perderlo todo antes que perder la amistad con el Señor”.

Desde esta “lógica del amor”, el arzobispo valenciano ha invitado a seguir el ejemplo de los mártires: “Si todo santo es amigo del Señor, esa amistad se vuelve clara, se vuelve visible, se vuelve diáfana cuando contemplamos el testimonio de los mártires, porque ahí no hay duda, no hay ninguna ambigüedad, se ve con toda claridad que esa amistad con el Señor era una amistad verdadera”.

Igualmente, el gran canciller de la UCV ha subrayado que los mártires “nos recuerdan lo esencial de la vida de un cristiano: estar siempre dispuesto a dar razón de su esperanza, como nos dice el apóstol San Pedro, con delicadeza y respeto”. Para ello, “debemos utilizar todos los dones que Dios nos ha dado: la palabra y el testimonio con la coherencia de nuestra vida, muchas veces en medio de una cultura que no nos ayuda precisamente a vivir la fe por los valores que la sustentan”.

En este punto, se ha referido a san Juan Pablo II, que en el Jubileo del 2000 pidió perdón por los pecados que la Iglesia haya podido cometer a lo largo de su historia. “Un testigo de la fe no es aquel que utiliza medios no evangélicos para anunciar el Evangelio, un testigo de la fe no es el que hace sufrir a los demás por la verdad de la fe; es precisamente lo contrario: aquel que acepta el sufrimiento por la verdad. Entonces es cuando el grano de trigo cae en tierra y da frutos”.

“En el fondo hay un denominador común y es que muchas veces caemos en la tentación de utilizar medios no evangélicos para anunciar el Evangelio, con lo cual hay una contradicción entre lo que anunciamos y cómo lo anunciamos. El auténtico testimonio es anunciar el Evangelio ‘evangélicamente’. Y eso significa, evidentemente, no solo no hacer sufrir a nadie por la verdad, sino estar dispuestos a un sufrimiento por la verdad, pero eso es algo que únicamente es posible si estamos abiertos a la gracia de Dios”, ha concluido Benavent.