Valencia acoge un encuentro nacional de “Células Parroquiales de Evangelización”, que buscan hacer discípulos misioneros Se implantaron, por primera vez en España, en 2013, en la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Jávea

Valencia acoge un encuentro nacional de “Células Parroquiales de Evangelización”, que buscan hacer discípulos misioneros Se implantaron, por primera vez en España, en 2013, en la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Jávea

  • “Es una experiencia genuina de evangelización -con origen en Milán- que se asemeja a lo que sucedía en los primeros tiempos de la Iglesia”, recordaba el papa Francisco en un encuentro con las ‘células’ en 2015

La diócesis de Valencia ha acogido hoy, sábado, en el colegio Nuestra Señora de Loreto de la capital del Túria, el III Encuentro Nacional del Sistema de Células de Evangelización -pequeñas comunidades nacidas en las parroquias que buscan evangelizar y hacer discípulos misioneros- en el que han participado representantes de todas las diócesis españolas para compartir sus experiencias.

El objetivo de las Células de Evangelización, que llegaron a España por primera vez en 2013, a la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Jávea, -desde donde se creó un equipo para difundirlas por todas las diócesis- es “convertir la parroquia en parroquia misionera”, según expresa Fernando Mañó, párroco de San Andrés de L’Alcúdia, anterior párroco en Jávea, y promotor de este método en los países de habla hispana.

Pequeñas comunidades que buscan evangelizar y hacer discípulos

Las células parroquiales son “pequeñas comunidades, formadas por una decena de personas, que están en constante crecimiento, que buscan evangelizar, hacer discípulos misioneros y acompañar su ministerio a través de las relaciones cotidianas, lo que denominan el ‘oikos’, por las que rezan, sirven y comparten a Cristo”.

Estas pequeñas comunidades forman parte de la parroquia, “como ocurre con las células del cuerpo, y están llamadas a multiplicarse”. “Son una forma de ser parroquia, están a su servicio, ya que forman discípulos misioneros que se integran en la vida y misión de la comunidad parroquial”, según Mañó.

Las células se reúnen en las casas de los fieles y en ellas hay un doble proceso: “el discipulado y el crecimiento en la fe”. “Es una evangelización de tú a tú como en las primeras comunidades cristianas”.

De esta forma, en la célula se “crea una verdadera fraternidad”. Además, es un método destinado a los alejados e incluso los no bautizados: “el primer encuentro con la persona alejada no es en el templo, es en la casa, y poco a poco se le prepara para la vida de la gran comunidad”.

Un proceso, que, como explica Mañó, “tiene su tiempo porque no se crea un discípulo misionero de la noche a la mañana, irá madurando en la fe e irá tomando responsabilidades en la parroquia. También con su vida personal, familia, trabajo…”.

En el encuentro en las casas, cada semana o quince días, tiene lugar una celebración sencilla con tiempo para la oración, la alabanza, alguna enseñanza del sacerdote y para compartir la experiencia personal y de evangelización de cada uno. “Encontrarse en las casas para compartir las alegrías y expectativas que están presentes en el corazón de cada persona es una experiencia genuina de evangelización que se asemeja mucho a lo que sucedía en los primeros tiempos de la Iglesia”, recordaba el papa Francisco en un encuentro con las células en 2015.

En el centro de la vida de las células está la adoración eucarística. De hecho, en todas las parroquias que tienen células debe existir la adoración en algunas de sus formas y en la que se rece especialmente por la evangelización. La adoración es para ellos muy importante, porque como recordaba Benedicto XVI, “sin adoración eucarística no hay ninguna transformación del mundo”.

Las células, además, no pertenecen a ningún movimiento, sino que están al servicio de la parroquia. Es toda “una escuela de evangelización”, como define Mañó, o una herramienta de discipulado, que tiene el objetivo de formar discípulos misioneros que se integran a la vida y misión de la comunidad parroquial. Toda una forma de cambiar la parroquia y hacerla abierta y evangelizadora.

Historia

El origen de este sistema de evangelización, tal y como se desarrolla en la actualidad, está en la parroquia Sant Eustorgio de Milán, donde el párroco, Don Pigi Perini, reconvirtió su parroquia tras conocer este método en Estados Unidos. Desde aquí se expandió primero por Italia y luego por todo el mundo. En 2015 los estatutos del Sistema de Células Parroquiales de Evangelización fueron aprobados por la Santa Sede.

A España llegó en 2013, concretamente a la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Jávea, perteneciente a la diócesis de Valencia, desde donde se creó un equipo para difundirlas por toda España.

Para más información, puede consultarse la página web CÉLULAS DE EVANGELIZACIÓN, el WhatsApp 698.912.993 y el correo electrónico celulasevangelizacion@gmail. com

Encuentro nacional en Valencia

Este encuentro nacional ha reunido a miembros de las células de toda España, donde han compartido sus experiencias de evangelización. Ha contado con diferentes invitados como la Comunidad Bernabé, que ha animado el encuentro con su música y guiado la adoración, así como el presidente del Organismo Internacional al servicio de las Células Parroquiales de Evangelización, Paul Fenech.

Asimismo, han ofrecido una conferencia José Alberto (Tote) Barrera y su mujer Cristy Salcedo, que son cofundadores del Ministerio Nunc Coepi y miembros de la Comisión de Primer Anuncio de la Conferencia Episcopal Española y colaboradores de Pastores Gregis Christi en España y SUMÉRGETE.

También ha ofrecido una conferencia Francisco Carrasco, sacerdote de la parroquia Santa Isabel de Jaén, delegado episcopal de Ecumenismo, Juez del Tribunal Eclesiástico de Jaén y también colaborador del Instituto de liderazgo pastoral Autem.

Las Células Parroquiales, de Milán a Jávea

Vicent Estalrich, de Jávea, en sus años universitarios estudió el Erasmus en Milán, en donde conoció una parroquia que contaba con el Sistema de Células Parroquiales de Evangelización: “nunca había visto al Espíritu Santo tanto en acción, me llamó la atención ver tantos laicos y la vida en comunidad”.

A su vuelta a Jávea, le propuso la idea al entonces párroco en esta localidad Fernando Mañó, quien también quiso conocer esta realidad en Milán. “Vi una parroquia viva, acogedora. Con más de 200 células y quedé prendado de ese proyecto”, asegura el sacerdote. “Puedo decir que los laicos me llevaron a un proceso de conversión pastoral”, añade.

Con un equipo decidido a implantar el sistema en la parroquia les pidieron que primero se pusiera en marcha la capilla de adoración eucarística por la evangelización y así hicieron. Después ya, en 2013, lo implantaron: “fue una explosión de entusiasmo, de alegría y de enamorarse del Señor”.

Para Vicent, que ahora es miembro del equipo promotor de las células en España, vivir la fe ha sido un gran cambio: “aunque siempre he tenido conmigo al Señor a través de las células me encontré con Él de verdad. He pasado de ser un cristiano de cumplimiento a ser, aún con debilidades, un discípulo”.

Uno de los aspectos principales de las células, como cuenta Vicent, es que lo llevan los laicos, “que son corresponsables junto al sacerdote de la misión”.

Por su parte, Silvia Mulet, de Gata de Gorgos, también asegura que “tras una fuerte conversión vio la necesidad de vivir con mayor intensidad la fe y buscar un acompañamiento”. Cuando participaba en la eucaristía en Jávea veía algo distinto y tras hacer un curso allí le invitaron a formar parte de una célula junto a otra feligresa de la parroquia.“Empezamos en un grupo allí y nos encantó, yo necesitaba ese acompañamiento, ese apoyo, ese poder compartir la fe y el poder abrirte a los demás”, cuenta.  Al poco tiempo las células se implantaron en su parroquia, San Miguel Arcángel de Gata, donde hay siete células.

Silvia Mulet, Fernando Mañó y Vicent Estalrich, miembros del equipo promotor de las células de evangelización en España. Firma: Inma Miñana