
11 Jul “Todos a una” para recuperar el patrimonio religioso tras la DANA Empresas, entidades, institutos de toda España se unen para restaurar obras de arte y archivos parroquiales afectados por la riada
- El Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació restaura esculturas de Picanya y Paiporta, así como textiles de La Torre y Chiva
- Una empresa de Castellón reencuaderna libros sacramentales del archivo parroquial de Picanya
- El Archivo Nacional de Cataluña, la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía se suman a la recuperación de piezas dañadas
La riada ocurrida en Valencia el pasado mes de octubre afectó la vida de muchas personas, cientos de familias, en varios municipios. Hogares, comercios, plantas bajas, colegios, parroquias e iglesias, donde el agua embarrada alcanzó los cuatro metros de altura y causó numerosas pérdidas y desperfectos. Pero ante la desgracia, emergió la solidaridad y muchas manos que quisieron responder unidas a la tragedia que también afectó a obras de arte y patrimonio religioso.

El Delegado de Patrimonio, Vicente Pons, junto al párroco de Picanya, la Directora del IVCR+i, Gemma Contreras, y representantes de «Dosdetres», en la entrega de los libros sacramentales (FOTO «V. Gutiérrez»)
La Generalitat Valenciana, a través del Institut Valencià de Conservació Restauració i Investigació (IVCR+i), está restaurando tres esculturas de Picanya, entre otras piezas afectadas por la DANA: el Ecce Homo o la Preciosísima Sangre, patrón de la localidad; la Virgen del Rosario, la más antigua del templo, original del siglo XVIII, y la imagen de la patrona, la Virgen de Montserrat, que ya ha sido terminada y entregada a la parroquia.
Y también prepara la licitación de nuevas restauraciones en más de una treintena de esculturas, retablos y textiles muy dañados en Picanya, Paiporta, Chiva y el barrio de La Torre.
A esta ola de generosidad y esfuerzo por la recuperación de los bienes muebles se han sumado empresas e instituciones de toda España que quieren aportar su trabajo en esta causa de forma altruista.
Entre ellas figura una empresa de Castellón que ha liderado la rehabilitación de 16 libros del archivo parroquial de Picanya, libros sacramentales muy afectados por la DANA, y ya los ha entregado restaurados a su parroquia.
Por otra parte, el Archivo Nacional de Cataluña está restaurando los libros dañados del archivo parroquial de Catarroja; el Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya, el Cristo yacente de Picanya y documentación del archivo judicial de esta misma localidad; la Universidad de Granada trabajará sobre la imagen de San Antonio Abad de Picanya y algunos planos de Alfafar; y la Junta de Andalucía tiene previsto intervenir dos cuadros de Picanya, una Dolorosa de vestir de Picanya y también una capa pluvial de Chiva.
“Faltaban manos para ayudar y ofrecimos el taller y nuestro oficio”
“Dosdetres” es un taller de encuadernación y reparación artesanal de libros. Allí se encargan de encuadernar y reparar libros y «cuando surgió el problemón de la DANA y con el despliegue de material dañado, secándose en Feria Valencia, vimos que ahí faltaban manos para ayudar”. Por eso, “nos ofrecimos con el taller y nuestro oficio para echarles una mano”, expresa Aurora Ocabo, que trabaja en el taller junto a Celia Palomo.
Tras su ofrecimiento, completamente altruista, esta empresa de Castellón ha restaurado 16 libros sacramentales del Archivo parroquial de Nuestra Señora de Montserrat de Picanya. Ahora, transcurridos seis meses de intenso trabajo, han concluido la intervención y ya han devuelto todo este material a la parroquia.
«Lo primero fue desencuadernar, separar los cuadernillos y a partir de ahí, hoja por hoja, quitamos barro. Rascamos el barro adherido al papel con espátula de acero o con rejón. Una vez eliminado este barro pasamos goma de borrar y después esponja de humo para retirar toda la suciedad posible, aún así en no pocas ocasiones el papel estaba teñido por la inmersión en el barro y esto no se pudo revertir”, explica.
El siguiente paso en el proceso fue reparar rasgaduras, agujeros y faltas en el papel. Esto se hizo con papel japón de un tono lo más similar al papel original, adherido con metilcelulosa. Si la página estaba arrugada, doblada o con deformaciones se alisaba. “Después de este proceso y una vez compuestos otra vez los cuadernillos pasaba el cuerpo del libro a prensa donde estaría unas 12 horas”, asegura. En ese momento había que volver a coser los cuadernillos. “Se valoró en cada libro si la costura se hacía con cintas o cuerda, siguiendo lo utilizado en la costura original”.
Otros libros estaban encuadernados en pergamino y atados con cintas de algodón. “Los pergaminos estaban resecos, deformados y cubiertos de barro reseco. Se limpiaron con una solución hidroalcohólica y frotando con esponja para retirar todo el barro.
Estos pergaminos tenían algunas roturas y faltas sobre todo en las esquinas, que se repararon con injertos de pergamino. Y una vez encuadernados los libros con pergamino, se hidrató y se protegieron aplicando productos adecuados.
A todos los libros se les incluyó una etiqueta en la portada y, en algún caso, en el lomo, donde se indicaba el sacramento que contenía cada libro y las fechas de apertura y cierre.
Según Celia, “venían en cajas, en una parte los interiores y, en otras, las tapas…….. aquellas que se pudieron salvar”. Las tapas llegaron completamente llenas de barro y deformadas, por lo tanto, antes hubo que limpiarlas y secarlas y las cintas hubo que sustituirlas por unas nuevas. Una vez terminado este proceso tuvimos que etiquetar los libros. Venían en un estado muy deteriorado y han sido seis meses de trabajos”, añade.
En el taller trabajan Celia Palomo y Aurora Ocabo, con distinta formación y experiencia. Pero cuentan, además, con la colaboración también altruista de Pablo Serrano «que nos ayudó a documentar todo el proceso con sus fotografías y un vídeo que muestra a la perfección la labor que desempeñamos en el taller”, expresan.
Esculturas de Picanya, restauradas por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació
La Generalitat Valenciana, a través del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació está restaurando tres esculturas de Picanya muy deterioradas tras la DANA: el Ecce Homo o la Preciosísima Sangre, patrón de la localidad; la Virgen del Rosario, la más antigua del templo, original del siglo XVIII, y la imagen de la patrona, la Virgen de Montserrat, que ya ha sido terminada y entregada a la parroquia.
Además de estas tres, el conjunto de imágenes de la parroquia “está totalmente destrozado, más de una veintena fueron arrastradas por el agua, que alcanzó una altura de 3’80 metros en el interior del templo, dañando a su paso también los retablos. Únicamente se salvaron las tallas de San Pedro y San Pablo, que se encontraban en un punto más alto.
Por su parte, la parroquia se ha hecho cargo de la restauración de la única anda que ha sobrevivido a la DANA. Todas las piezas de madera, altares y retablos están muy afectados por la humedad y la proliferación de microorganismos, y han ido agrietándose durante estos meses, quedando afectada su estructura.
Ecce Homo o la Preciosísima Sangre
El Ecce Homo, una escultura de bulto redondo, obra anónima de 140 centímetros, destaca por su meticulosa talla en madera policromada y dorada. Es del segundo tercio del siglo XX. Se encontraba ubicada en el retablo del Ecce Homo de la parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya.
El agua entró en la iglesia, causando numerosos daños, especialmente en esta imagen. La escultura presentaba diversos deterioros, localizados principalmente en la parte baja de sus piernas y en la base.
Así, entre otras zonas, las piezas talladas correspondientes a los dedos y al lateral del pie derecho se separaron y la acción del agua ocasionó pérdidas de policromía.
En el proceso de intervención están consolidando el estrato pictórico, ensamblando piezas y realizando un tratamiento de micro carpintería en las zonas de ensamble y grietas.

(Foto «IVCR+i)
Virgen de Montserrat, de Picanya
La Virgen de Montserrat, que da nombre a la iglesia, es una obra del escultor Virgilio. Esta figura, realizada en madera de pino de Suecia y decorada con policromía y dorado, es un símbolo devocional profundamente arraigado en la comunidad local. Su ubicación es el Altar Mayor.
La obra presentaba un estado de conservación bastante bueno ya que no se vio afectada por la DANA al encontrarse ubicada en el altar mayor a una altura superior a la que alcanzó el agua y el barro, pero sí se encontraba afectada por los cambios de las condiciones ambientales, respecto de la temperatura y, sobre todo, de la humedad.
Se aprecian en el soporte de madera algunas grietas. Las manos y el rostro de la Virgen y el Niño presentan zonas con levantamientos y pérdidas. Los movimientos de contracción y dilatación del soporte de madera han llegado a provocar levantamientos del estrato pictórico con peligro de desprendimiento. Se apreciaba, generalizada por toda la superficie de la película pictórica, una capa de suciedad superficial.
Los trabajos han consistido en la protección de zonas con peligro de desprendimiento y consolidación del estrato pictórico y dorado; la eliminación de polvo y suciedad superficial por medio de brochas y aspiración; y el estucado y reintegración cromática. Esta obra ya ha sido entregada restaurada a la parroquia.
Virgen del Rosario, de Picanya
La Virgen del Rosario, con Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena, que data del segundo tercio del siglo XVIII, también está elaborada en madera y presenta un acabado policromado y dorado, lo que la convierte en la figura más antigua de la iglesia. Ambas esculturas no solo poseen un gran valor histórico, sino que también están catalogadas en el inventario patrimonial de la Generalitat. Su ubicación es el retablo de la Virgen del Rosario.
El agua y el barro de la riada llegó hasta media altura de la nube, por lo que los daños de mayor importancia se encontraban localizados en la peana y parte de la nube.
La humedad excesiva provocó dilataciones y contracciones en el soporte, ocasionando grietas y levantamientos del estrato pictórico en diversos puntos de la obra. En la mitad superior del conjunto escultórico no se han producido daños por la acción del agua y el barro, pero si se observaron grietas estructurales y pequeñas pérdidas localizadas en las tres figuras.
Los trabajos de rehabilitación están consistiendo, fundamentalmente, en la consolidación, estucado y fijación de estrato pictórico y dorado, en la limpieza, en la reintegración cromática de las lagunas estucadas y en el barnizado de protección final.
Más obras pendientes de restaurar
Además de estas tres esculturas, el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació ha programado la licitación para la restauración de una decena de esculturas, numerosos textiles y siete retablos que han sufrido daños significativos debido a la humedad. Las primeras inspecciones técnicas de estas piezas retablísticas, revelaron afectaciones en revestimientos y carpinterías tanto interiores como exteriores, lo que ha llevado a la necesidad urgente de intervención.
El nivel de humedad alcanzado y los residuos de barro dentro de las estructuras de los retablos hizo que los microrganismos, que habitualmente residen en el ambiente, se desarrollaran y proliferaran en la superficie de estos bienes con unas dimensiones que jamás habíamos observado, informan desde el Institut Valencià.
Como parte de este proceso de recuperación, se ha realizado una desinfección de los retablos a finales de abril para que pudiera volver a realizarse el culto en la iglesia de Picanya.
Próximamente, el Instituto licitará otras intervenciones, porque hay obras pendientes de restaurar: 5 imágenes de Picanya, otras 3 de Paiporta y 10 textiles de Chiva y de La Torre.
Tras la riada, se organizaron equipos multidisciplinares de conservadores, restauradores, bibliotecarios, archiveros y arqueólogos que recorrieron las distintas localidades con el fin de conocer el alcance de los daños y establecer unas prioridades de intervención inmediata.
Por ello, los técnicos especializados en emergencias, entre los que se encontraba el equipo de restauradores del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), se desplazaron a localidades como Picanya, Alfafar y Paiporta, para no interrumpir en las labores de rescate más inmediatas y prioritarias.
En el caso de los archivos municipales, el panorama era desolador. Así, organizaron la recogida de los documentos y libros de archivo para que, en el espacio que cedió Feria Valencia, pudieran iniciar las tareas de rescate.