21 Nov Prevención contra el suicidio: cuidado y amor Según el Observatorio del Suicidio en España, el suicidio es la primera causa de muerte no natural en nuestro país,
“Oremos para que las personas que están combatiendo con pensamientos suicidas encuentren en su comunidad el apoyo, el cuidado y el amor que necesitan y se abran a la belleza de la vida”. Con estas palabras el papa León XIV comienza su reflexión en el vídeo con la intención de oración para el mes de noviembre: Por la prevención del suicidio. Una realidad presente en nuestra sociedad y de gran preocupación. Según la Organización Mundial de la Salud cada año en el mundo se quitan la vida unas 720.000 personas, es decir casi dos mil personal al día.
Según el Observatorio del Suicidio en España, el suicidio es la primera causa de muerte no natural en nuestro país, con más de 4.000 fallecimientos al año, una media de 11 cada día.
La Iglesia, como pone de manifiesto el vídeo elaborado por la Red Mundial de Oración no es ajena a esta realidad y ofrece su ayuda a todas las personas afectadas. Como destacan desde la Red Mundial de Oración “la práctica eclesial de hoy es generalmente muy respetuosa con las personas que han muerto por suicidio, también porque en los últimos años la Iglesia ha aumentado progresivamente la atención a la salud mental, en la oración y en la pastoral”. Así se puede ver a través de diferentes iniciativas que van surgiendo a lo largo de todo el mundo. Precisamente en este mes de noviembre la asociación de Ministros Católicos para la Salud Mental (CMHM), con el patrocinio de la Pontificia Academia para la Vida, se ha reunido en Roma para debatir sobre cómo la comunidad cristiana puede acompañar a las personas que se enfrentan a problemas de salud mental, depresión, dolor profundo, y prevenir mediante la escucha y la cercanía el riesgo de suicidio.
En la oración de noviembre, el Papa subraya que todos somos ‘vulnerables’: esto nos concierne a todos, también a los religiosos y consagrados. Nuestro corazón humano, al igual que el Corazón de Jesús, no está exento de heridas y sufrimientos. Nadie es inmune a la oscuridad de la desesperación; por eso, las comunidades cristianas deben convertirse en lugares de acogida y de cuidado, donde quien sufre se sienta en casa. La Iglesia no sustituye a los profesionales de la salud –psicólogos, médicos, terapeutas–, pero puede desempeñar un papel decisivo ofreciendo cercanía, escucha y esperanza. Es en las parroquias y en las comunidades diocesanas donde aprendemos estilos de vida que construyen la prevención: ir al encuentro de quien sufre, consolar a quien está triste, cuidarnos juntos, compartir la esperanza que nos anima”, destaca P. Cristóbal Fones, director internacional de la Red Mundial de Oración del Papa.
En una carta sobre la salud mental los obispos de California destacan que la Iglesia enseña que el suicidio “es contrario a la voluntad de Dios, que nos dio la vida”, pero a su vez, la Iglesia reconoce que “los trastornos psicológicos, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida”. En este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica añade que “no se debe desesperar por la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce, la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”.
Phoenix: un compromiso diocesano para acompañar y prevenir
Las imágenes del video de este mes se han rodado en la diócesis de Phoenix, en Arizona, que ha situado el tema de la salud mental entre sus prioridades pastorales. Cuenta con una oficina propia para el ministerio de la salud mental, ofrece espacios de escucha, organiza cursos de formación en la comunidad, ha establecido alianzas con organizaciones locales y centros sanitarios, celebra cada año una Misa en memoria de las personas fallecidas por suicidio, proporciona directrices sobre cómo ayudar a alguien que está pensando en quitarse la vida y promueve campañas para reducir el estigma en torno a las enfermedades mentales.
“La intención de oración del Santo Padre para este mes por las personas que luchan con pensamientos suicidas, y en particular para que encuentren en su comunidad el apoyo y el amor que necesitan, me llega muy de cerca al corazón”, destaca el obispo de Phoenix, Mons. John Dolan. “He vivido en primera persona el doloroso camino del duelo por suicidio. Perdí a mi hermano Tom, a mis hermanas Terese y Mary, y a mi cuñado Joe, todos fallecidos por suicidio. Hay heridas y misterios que no podemos comprender. Y sin embargo, ¡tenemos esperanza! Confiamos en un Padre amoroso que mantiene a nuestros seres queridos cerca de Él y nos volvemos los unos a los otros, caminando juntos como compañeros de viaje. Si te sientes destrozado, si estás luchando con pensamientos suicidas, sabe que eres profundamente amado y que la Iglesia está aquí para ti. No estás solo”, añade.
“El factor de prevención más importante es el apoyo social, sentirse querido, protegido y
valorado”
Dolors López ha impulsado diferentes iniciativas para fomentar la prevención
La vida de Dolors López cambió después del suicidio de su hija adolescente. Es, como ella misma indica, una superviviente, término que utiliza la Organización Mundial de la Salud (OMS) para definir a los familiares que viven de cerca el suicidio. Años después de este acontecimiento Dolors, maestra valenciana jubilada, se empezó a formar para trabajar en la prevención del suicidio. Esto le ha llevado a liderar diferentes iniciativas de gran importancia en nuestro país como la puesta en marcha la Línea de atención a la conducta suicida (024) o los primeros planes de prevención en el mundo educativo. También colabora con diferentes entidades tanto públicas como privadas, como Escuelas Católicas de la Comunidad Valenciana, en prevención y ha coordinado los protocolos de prevención en los colegios de la Comunidad Valenciana, además de ser autora de diferentes guías como la de ‘Recomendaciones para el tratamiento del suicidio en los medios de comunicación’ (Consell de l’ Audiovisual de la Comunitat Valenciana), ‘Cómo hablar con nuestro alumnado del suicidio’ (Generalitat Valenciana), ‘Prevenir el suicidio: guía para familias’ (Observatorio de la Infancia y Adolescencia de Andalucía), entre otras. También es autora de la novela ‘Te nombro’, sobre su experiencia con el suicidio de su hija.
Su última iniciativa es la puesta en marcha de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) apoyada por más de 500.000 firmas, para eliminar la cláusula 93 de la ley de Contrato de Seguros, que permite a las compañías aseguradoras no abonar la indemnización por suicidio a los familiares si el suceso se produce en el primer año tras la contratación de la póliza.
Visibilización y formación
En sus palabras Dolors transmite que sabe de lo que habla y que cree firmemente que el suicidio se puede evitar. Para ello el primer paso es visibilizarlo, “nombrarlo, ponerlo en la agenda pública de la política, de sus responsables, y de los medios de comunicación”. Es cierto, reconoce, que “en los últimos años se han ido rompiendo tabúes, pero es necesario hablar de lo que está en curso para poder primero entenderlo y luego prevenirlo”.
De ahí que el paso que sigue a la visibilización sea la formación, es decir, apunta Dolors, “conseguir que los profesionales que tienen algo que ver puedan estar formados”. ¿Y quiénes son lo que tienen algo que ver? Son los que ella denomina ‘filtros’, que puede ser desde un médico de atención primaria, un profesor o un técnico de los servicios sociales. De ahí, que como ella mismo indica, sea muy importante una formación en múltiples ámbitos.
En el área de la visibilización también es muy importante el papel de los medios de comunicación, ya que como destaca en la guía que elaboró para tratar este tema en ellos, están llamados “a dar un enfoque nuevo a la información sobre la conducta suicida que tenga como objetivos la erradicación del estigma social asociado al suicidio y la prevención a través de una cobertura responsable de las noticias que se relacionan”. “Cuando ocurre un suicidio, por ejemplo de un famoso, la mayoría de veces no se hace bien y se cae en ciertos mitos. Se trata de informar bien, ya que es una buena ocasión para hablar del suicido, de lo que significa, de cuáles son las señales de alarma, cuáles los factores de protección, los de riesgo y las líneas de ayuda” explica. Además, “el hecho de informar de manera cuidadosa no tiene una correlación con un presunto efecto contagio”.
Prevención
Según la experta no han aumentado los suicidios en los últimos años pero sí las tentativas de suicidio. ¿Cuál es el problema? “Si no intervenimos, sino damos herramientas, sino ayudamos a esas personas que han hecho tentativas van a volver a intentarlo porque el factor de riesgo más grande para la conducta suicida es haber hecho una tentativa reciente”.
Hoy, explica, “es fundamental hablar de prevención sobre todo en los grupos vulnerables como por ejemplos las personas víctimas de violencia de género o que viven desahucios, es decir, en todos aquellos riesgos que hacen que una persona sume sus propios riesgos personales, familiares y de entorno a algo más concreto que le puede venir desde fuera”.
Educación
En el ámbito educativo es fundamental, además de la formación de los profesores, que en los planes educativos “se reflejen medidas concretas a utilizar cuando existe violencia, acoso o un problema de abandono o falta de cuidado familiar”. También es importante realizar talleres de prevención “porque situaciones difíciles las van a tener y tenemos que empezar a dotarles de herramientas”.
Red de apoyo
Uno de los aspectos fundamentales, según López, para prevenir el suicidio es aumentar los factores de protección. Y uno de los más importantes es que exista una red de apoyo entre iguales, “un soporte, un grupo donde apoyarse porque a todos nos van a fallar las fuerzas en algún momento y si tenemos una red de apoyo, bien la familia, los amigos, etc. se va a minimíza el problema”. No hay que olvidar, explica, “que no existe un perfil de suicida y ante el mismo acontecimiento sí que es cierto que cada persona reacciona de una manera y eso es debido a los diferentes factores de protección como de riesgo, que son personales, familiares del entorno, de su propia historia y de lo que pasa en los acontecimientos concretos”.
En el campo de la prevención es importante ver las señales de alarma y “sobre todo cuando se percibe un cambio de conducta que se instala en el tiempo”. “Ahí el escuchar al otro, ver qué le pasa es importante. Si no habla de muerte, pues es que tiene un problema que lo está afectando emocionalmente. En todo caso, necesita ayuda y hay que escuchar y en el caso que sea necesario buscar un profesional”, apunta.
“Hay un factor de protección que es el más grande de todos, que se llama apoyo social. Apoyo social no es solo que te incluyan en un grupo sino que te hagan sentir querido, protegido y valorado. ”, concluye.
“La verdadera concienciación se dará cuando se normalice hablar del malestar
emocional ”
Amparo González Cuenca, psicòloga jurídica, sanitària i emergencista, habla sobre el suicidio en los jóvenes
¿Cómo prevenir el suicidio hoy, especialmente en los más jóvenes?
– El suicidio no se basa en un único factor, sino que es multifactorial. Por lo tanto, prevenir el suicidio juvenil requiere escuchar activamente sin juzgar, educar en la gestión emocional y detectar a tiempo las señales de alarma (aislamiento, los cambios de ánimo, desesperanza…). Es fundamental ofrecer espacios seguros donde los jóvenes puedan hablar abiertamente de lo que sienten, reforzar los vínculos familiares y sociales, y facilitar el acceso a ayuda profesional. Hablar del suicidio con empatía y sin tabúes.
También necesitamos invertir más recursos en la prevención, detección e intervención en situaciones de crisis suicida.
– ¿Cómo ayudar para evitar que se dé? ¿Qué causas tiene hoy? ¿Hay señales de alarma?
– Las señales de alarma ante un posible riesgo suicida pueden manifestarse tanto en las palabras como en la conducta. En las verbales, destacan los comentarios negativos sobre uno mismo o sobre la vida, expresiones de desesperanza hacia el futuro, despedidas inusuales o frases relacionadas con la muerte y el deseo de dejar de vivir. En el ámbito no verbal, pueden observarse cambios bruscos de comportamiento (desde la irritabilidad hasta una calma repentina), conductas temerarias, autolesiones, apatía, aislamiento, pérdida de interés o placer, dificultades de concentración, alteraciones del sueño o la alimentación y un visible descuido personal.
Centrándonos en la infancia y la adolescencia, algunas señales de alerta que pueden indicar un malestar emocional profundo o riesgo suicida incluyen cambios bruscos en el estado de ánimo o en el carácter, alteraciones en los hábitos de sueño y alimentación, pérdida de interés o desgana por actividades que antes disfrutaban, búsquedas peligrosas o curiosidad sobre autolesiones o consumo de pastillas y una disminución del rendimiento escolar. Detectar y atender estos síntomas a tiempo es fundamental para ofrecer apoyo y prevenir situaciones de riesgo.
– ¿La sociedad está concienciada?
– Cada vez existe mayor conciencia social sobre la importancia de la salud mental y la prevención del suicidio, especialmente entre los jóvenes, pero aún queda mucho camino por recorrer. Aunque hoy se habla más abiertamente del tema y hay campañas que invitan a pedir ayuda, todavía persisten tabúes, miedo y desconocimiento. Muchas familias y centros educativos no saben cómo actuar ante las señales de riesgo, y el acceso a atención psicológica sigue siendo limitado para algunas familias. La verdadera concienciación se dará cuando se normalice hablar del malestar emocional, cuando se forme a docentes, monitores de tiempo libre, padres y madres, sanitarios, en detección temprana, y cuando se invierta y se garanticen recursos de apoyo accesibles a cualquier persona y/o familia. Solo así podremos pasar del reconocimiento del problema a la prevención real y efectiva.z