
11 May Nuncio Mons. Auza: «Me uno al gozo, rebosante e incontenible de toda la Iglesia por el nuevo Papa, sin miedo, unidos, sigamos adelante» Preside la Misa Solemne de la Catedral, en la festividad de la Virgen de los Desamparados
El Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza, ha señalado en la Catedral «doy gracias al Arzobispo que, con la invitación que me ha hecho, expresa la comunión de la Archidiócesis de Valencia en este momento tan particular con el Santo Padre, León XIV. La celebración de esta Santa Misa Solemne en honor de la Madre de Dios de los Desamparados, me hace participar en nuestros sentimientos hacia él y a unirme con vosotros ante esta su imagen llenos de confianza».
Mons. Auza se ha referido al Santo Padre en el día del Buen Pastor, a la comunión en la Iglesia y con el Papa León XIV«me uno pues a los hijos de esta tierra uniéndonos al gozo, rebosante e incontenible de toda la Iglesia en la acción de gracias y en la oración por el nuevo Papa, sucesor de Pedro, el desempeño de su misión, que realiza y manifiesta la bondad del Buen Pastor.También, nos confirma que Dios nos ama a todos y el mal no prevalecerá. Por lo tanto sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante, somos discípulos de Cristo, un discípulo que sigue, escucha a su maestro».
El Nuncio también se ha referido al saludo del Papa en la logia de San Pedro y su petición de paz, «quisiera que ese saludo de paz entrara en vuestro corazón, que llegara a vuestras familias, a todas las personas donde quiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde e perseverante. Pedimos a la Virgen también por Él, nuestro Papa».
También ha señalado sobre la advocación de los Desamparados «que evoca permanentemente como la vulnerabilidad del ser humano, es verdaderamente una vocación tan hermosa, tan entrañable. El significado de esta advocación verdaderamente llega a los corazones de todos los valencianos y los demás cristianos», y ha lamentado en la actualidad «cómo el ser humano puede caer en estos extremos, no es concebible, pero pasa. Sí, se dan estas situaciones incomprensibles de punto de vista humano, pero sabemos bien que el ser humano es también capaz de hacer las cosas más miserables. Y no tenemos que remontarnos al siglo XV para probarlo. Todavía tenemos noticias de esa crueldad por parte de personas que les supone ser filantrópicas e incluso que presumen hasta de ser misericordiosos».
El Nuncio se ha referido a la defensa de la vida. «Efectivamente una persona aparentemente que está colaborando en una institución benéfica, de repente nos sorprende. ¿Por qué esa crueldad en un momento hacia lo más débil, qué hay en el corazón?. La crueldad es una amenaza, hasta está amenazada la vida, la familia, toda una sociedad. La crueldad hacia la vida, como la del ser indefenso, que pretende llamarse libertad o derecho, o hacia la vida de un enfermo, a la que se llama como la muerte digna y dulce».
El Nuncio ha hecho referencia a la imagen de la Virgen, la Geperudeta, «por la postura de esta sagrada imagen, estando la imagen erguida, nos da precisamente la seguridad de una madre que está atenta, que nos mira, que escucha nuestras súplicas, que nos mira verdaderamente, que nos muestra y nos da la prueba de su corazón materno».