Mons. Bunge: «El SAMIC es una luz para las diócesis» El Juez Auditor del Tribunal de la Rota Romana habló del papel fundamental de los obispos en el servicio pastoral de la Justicia

Mons. Bunge: «El SAMIC es una luz para las diócesis» El Juez Auditor del Tribunal de la Rota Romana habló del papel fundamental de los obispos en el servicio pastoral de la Justicia

Monseñor Alejandro W. Bunge, Juez Auditor del Tribunal de la Rota Romana, fue el protagonista de la última ponencia del III Curso de Formación Permanente que ha desarrollado el Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar Canónica (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia. En un encuentro de especial relevancia para la pastoral de la Iglesia, el ponente brindó una profunda y esperanzadora reflexión titulada «Mitis Iudex», diez años después, ¿y ahora qué sigue? Durante su intervención puso en el centro del mensaje la figura de los obispos como pastores, subrayando su papel fundamental en el servicio pastoral de la Justicia.

Entre sus reflexiones más destacadas, monseñor Bunge resaltó la importancia de un acompañamiento integral a las personas que atraviesan el drama del fracaso matrimonial, no solo en el proceso judicial, sino también en las etapas previas y posteriores. En ese contexto el Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar recibió un reconocimiento especial: «El SAMIC es una luz para las diócesis», y lo propuso como modelo a seguir para extender esta experiencia eclesial que nació en Valencia y que ya inspira otras realidades diocesanas. A juicio del Juez Auditor de la Rota se trata de un ejemplo y un faro para la pastoral familiar.

Mons. Alejandro W. Bunge, juez auditor del Tribunal de la Rota Romana

«El Tribunal, con cada persona, recibe a Jesús y entrega a Jesús, es también un pesebre», afirmó monseñor Bunge con honda espiritualidad, recordando que la labor judicial no puede desligarse del servicio pastoral. En ese sentido, volvió a reivindicar el rol del SAMIC como instrumento eficaz y necesario al servicio de los obispos, ayudándoles a responder «con mayor cercanía y humanidad» a las necesidades de los fieles en crisis matrimonial.

Asimismo, llamó a los miembros de los Tribunales Eclesiásticos a no perder de vista su dimensión pastoral, instándolos a vivir su vocación desde la conversión personal, la oración y el acompañamiento auténtico. «Sólo la oración hace que podamos vivir la tarea como un servicio», advirtió.

Mons. Bunge concluyó su intervención asegurando que ha sido testigo directo del trabajo del SAMIC, que ha podido conocer de cerca su metodología y espíritu, y que «da testimonio de su validez y eficacia como camino pastoral y canónico al servicio de las familias».

Su mensaje dejó claro que, en tiempos de búsqueda de respuestas en torno al Mitis Iudex y su aplicación, el SAMIC emerge como referencia luminosa, «un ejemplo concreto de misericordia, verdad y acompañamiento real».



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