19 Dic 2025 “La esperanza es lo último que se pierde, pero hay que rezar por la reconciliación en Tierra Santa” El franciscano Jose María Falo habla sobre la Navidad en Tierra Santa
En Tierra Santa la Navidad es especial. Así lo cuenta el franciscano José María Falo, vinculado a Valencia, y que durante muchos años ha estado en Belén y el Campo de los Pastores. Ahora, destinado en Emaús, nos detalla cómo poco a poco van volviendo los peregrinos.
– ¿Cómo se vive la Navidad en Tierra Santa?
Los cristianos locales y los peregrinos la viven muy intensamente. Para los locales es la gran fiesta de los cristianos en la ciudad de Belén. Los patriarcas de todas las confesiones cristianas vienen a festejar el nacimiento de Jesús y tras ellos gran cantidad de fieles. La ciudad se engalana como nunca y la plaza y la basílica de la Natividad es un hervidero de gente que va y viene desde el 24 de diciembre hasta el 25 de enero que son las últimas celebraciones.
Sin embrago, para los que nos toca estar detrás de todo ese bullicio y alegría es una Navidad muy diferente: días de mucho desasosiego y tensión, mucho protocolo con visitantes importantes a los que hay que atender, el cura que se ha olvidado el alba y quiere concelebrar en la misa del Gallo, el diplomático que llega sin avisar, y así una lista larga. Además, los griegos ortodoxos y los armenios vigilando para que no hagas nada que no te permita el «status quo».
– Usted ha estado muchos años en Belén y en el Campo de los Pastores. ¿Qué importancia tienen esos lugares para la Navidad? ¿Qué recuerdos tiene de cómo se vivía la Navidad?
– La importancia de Belén y el Campo de los Pastores es obvia en los días de Navidad, aquí recordamos el anuncio del ángel a los pastores del nacimiento del Mesías y el propio lugar del nacimiento de Jesús en la ciudad de David como nos lo recuerda el evangelio de san Lucas. A lo largo de los siglos los cristianos siempre hemos recordado y celebrado que en Belén de Judá nació nuestro Salvador.
Mis recuerdos estos días van hacia el santuario del Campo de los Pastores, allí viví la Navidad durante ocho años. Una noche muy ajetreada desde días antes hasta ese momento en que empiezan a llegar los grupos y se empiezan a escuchar cantos navideños de todo el mundo; han llegado a pasar, algún año, más de cien grupos en la Nochebuena. Los nervios porque todo salga en orden son evidentes pero a la vez muy reconfortante el ver que todos se van contentos de haber celebrado la noche de Navidad en un sitio tan significativo: han escuchado y cantado el «Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres en la tierra» en el mismo lugar en el que sonó por primera vez por boca del Ángel (Lc. 2, 1-20).
– ¿Cómo está la situación en estos momentos? ¿Hay más esperanza? ¿Están volviendo los peregrinos?
La situación se ha calmado. Han cesado los bombardeos sobre Gaza pero falta mucho para poder decir que hay paz. Se han acallado las armas pero el odio que generó esta situación sigue vivo y lo malo es que no vemos voluntad de revertir la situación por ninguna de las dos partes. La esperanza es lo último que se pierde, decimos, pero hay que rezar mucho para que haya una verdadera reconciliación.
Los peregrinos están empezando a volver pero echamos en falta las peregrinaciones de Europa. Vienen pequeños grupos de todo el mundo menos de Europa, sólo algún grupito de sacerdotes que traen las agencias para tantear la situación.
– ¿Es seguro peregrinar? ¿Por qué es importante que vuelvan las peregrinaciones?
– En estos momentos ya es seguro el volver a Tierra Santa, aunque las cosas pueden cambiar de un día para otro. La peregrinación a Tierra Santa siempre es un momento propicio para reavivar nuestra fe como cristianos al pisar los lugares en que vivió Jesús, nuestro redentor. También como cristianos es importante el contacto directo con la iglesia madre de Jerusalén como nos recuerda san Pablo al recomendar una colecta para la iglesia de Jerusalén (ICor. 16, 1-4). Los peregrinos llegan a Tierra Santa «con un pan bajo el brazo», es decir, aportan recursos económicos que van dejando entre las personas que trabajan para que su estancia aquí sea lo más agradable posible (santuarios, conductores, camareros, cocineros, talleres y tiendas de recuerdos, etc. etc.).