29 Oct Jesús Corbí, vicario episcopal en la zona DANA: “La parroquia continúa siendo un lugar de acogida a disposición de todos” "Ha habido una reconstrucción interior importante de personas y de comunidades"
Desde el primer momento la Iglesia se volcó en la entrega a los más necesitados, y “es importante que se sepa que continuamos estando a disposición de todos, la parroquia sigue siendo un lugar de acogida donde siempre van a encontrar a un sacerdote, un voluntario o un religioso dispuesto a atender y escuchar a quien lo necesite”.
Al cumplirse un año de la tragedia, hablamos con Jesús Corbí, vicario episcopal de la zona afectada por la DANA. Un aniversario que, aunque han estado presentes durante todos estos meses en la mente de los valencianos, remueve con más fuerza los recuerdos de la catástrofe. Más aún, con las condiciones meteorológicas adversas que hemos vivido estos días, que con los nervios a flor de piel “han revivido los sentimientos e inevitablemente las heridas que tanto están costando cicatrizar, se han vuelto a abrir”.
Aún así, doce meses después, “podemos decir que el balance general en la recuperación es positivo. La DANA trajo consigo muerte- eso es irreparable- y también trajo desolación, pérdidas económicas y sentimientos de desarraigo ante la pérdida de un hogar, los recuerdos y las raíces de cada familia, pero ante todo esto, se ha demostrado una gran capacidad de recuperación”
Materialmente en tan solo un año se ha podido reconstruir mucho, gracias a diferentes instituciones que han estado al lado de las familias y de los pequeños comercios. Por otra parte también ha habido una reconstrucción interior de personas y de comunidades.
Y en todo este balance, la Iglesia ha tenido un papel fundamental desde el minuto cero, “porque la Iglesia como tal, a través de voluntarios, jóvenes de parroquias, jóvenes de movimientos, congregaciones religiosas, parroquias, la Universidad Católica…..estuvo presente desde el primer momento para ayudar, consolar, sacar barro de las casas, preocupándose por personas mayores, enfermas o los más vulnerables que no podían hacer frente por sí mismos”.
Cáritas continúa atendiendo allá donde hay necesidad
Cáritas ha desarrollado y sigue desarrollando una intervención muy importante. En primer lugar, en la atención directa de las necesidades más básicas y primarias. “La entidad ha coordinado todas las ayudas económicas recibidas desde otras diócesis y otros municipios de España, para canalizarlas a través de voluntarios y personal cualificado. Una atención que es continua, no ha sido puntual, si no que sigue activa mientras haya necesidades, con una previsión de varios años de acción en este sentido”.
Por otra parte, Cáritas también ha abierto una línea de acción con pequeños empresarios y pequeños comercios a través de un sistema de prestación económica. En colaboración con la Asociación de Comerciantes de la comarca, “se han seleccionado algunos negocios y se les ha dotado con un capital para que puedan rehacerse, con el compromiso, si es posible, de que cuando esa empresa o ese comercio vuelva a estar en marcha, pueda revertir ese dinero que se prestó a otras empresas o comercios para que puedan seguir adelante”.
La desgracia ha ayudado a encontrarse con algo mucho más profundo, la fuerza de la fe ha permitido a muchas personas rehacer su vida
Es importante destacar la capacidad de escucha de la Iglesia. “Impresiona muchísimo cómo desde el principio los sacerdotes estuvieron disponibles para todos, cómo se preocuparon de localizar a cada familia, a cada persona mayor o a quien vivía sola, para acompañarles, era una manera de expresar cómo la Iglesia ha sido madre y ha estado ahí acompañando desde el primer momento”.
Las parroquias, que desde un principio se abrieron como lugar de acogida para cubrir las necesidades básicas, ahora siguen cubriendo necesidades humanas y espirituales. De esta forma, la iglesia ha ayudado a fortalecer a las personas, porque la vivencia de la fe ha jugado un papel extraordinario.
Uno de los frutos que ha dado esta desgracia es que después de haber perdido mucho, o incluso después de haber perdido alguna persona querida, hay personas que han vuelto a encontrarse con algo mucho más profundo y mucho más fuerte. Afrontar esta desgracia desde la fe, ha ayudado a muchas personas a rehacer su vida.
Y esto se ha notado también en las parroquias, en la afluencia de fieles en los momentos de oración o en la celebración de la Eucaristía. “Encontrarse con el Señor en estas circunstancias difíciles ha sido algo que ha permitido reavivar la fe, una fe que quizá estaba un poco adormecida, o que no encontraba su lugar. Esto ha permitido redescubrir cómo el Señor está presente también en la desgracia. Una desgracia que Él no quiere pero que cuando llega, Él está presente”.
Debemos tener en cuenta que en un plazo de tiempo necesitaremos invertir en la recuperación de los edificios que siguen dañados
A nivel de infraestructuras, la situación ha mejorado mucho, pero todavía es necesario seguir ayudando. La oleada de solidaridad fue abrumadora y, como es lógico, se destinó tanto desde Cáritas como desde las propias parroquias, a cubrir las necesidades de los afectados.
A las parroquias, los templos, los colegios, en cuanto a su estructura como edificios, les está costando más salir adelantes “es evidente que los donativos antes se ponían a disposición de las personas que de los edificios, por lo que ahora, estamos todavía en la fase de recuperación de algunos templos”.
Templos que también son necesarios, porque “Si la Cáritas parroquial quiere prestar bien su misión, ha de tener un lugar visible donde acoger y atender a las personas. Y si la fe es importante en estos momentos, hemos de tener un templo donde se pueda celebrar la Eucaristía y donde la comunidad pueda reunirse”.
Esta labor de recuperación se está convirtiendo en un trabajo lento y costoso. “Por una parte están aquellos elementos que forman parte del patrimonio artístico-cultural, que ahí las instituciones están trabajando en su recuperación en la medida de las posibilidades. Por otra parte está la reconstrucción de los edificios, algunos de ellos tan dañados por el agua y con tanta humedad que todavía no se han podido intervenir”
Tenemos que prever que en un plazo de tiempo necesitaremos invertir recursos en esta realidad. “No se trata de tener una parroquia digna por la belleza del templo, ni por conservar un patrimonio, si no por la función espiritual y social que desarrolla, para que nuestros templos se puedan recuperar como espacios de caridad, de apostolado y de pastoral”
