18 Jun El SAMIC presenta un ‘Protocolo de Acompañamiento Familiar de los matrimonios que acompañan’ El documento anima a ser una Iglesia que escucha, acoge y acompaña: una Iglesia que no abandona a la familias
Jorge García Montagud, vicario judicial de la Archidiócesis de Valencia y director del Servicio de Acompañamiento y Mediación Familiar Canónica (SAMIC), inició el tercer ‘Curso de Formación Permanente del SAMIC’ recordando cómo nació este proyecto al servicio de las familias. En sus orígenes, surgió como un camino de mediación impulsado por la Vicaría Judicial, con el objetivo de facilitar el diálogo y resolver conflictos familiares desde la cercanía y el respeto.
Sin embargo, el contacto constante con familias que atravesaban situaciones muy diversas llevó a plantearse una pregunta fundamental: ¿con qué herramientas podía la Iglesia brindar un acompañamiento más adecuado, más completo y más humano? La respuesta fue la creación de un protocolo de actuación, que recogiera de forma estructurada la labor de SAMIC y su metodología de ayuda. Este protocolo describe las distintas fases de la intervención: desde la derivación del caso, pasando por la intervención y mediación profesional, hasta el acompañamiento continuado. Todo ello realizado por un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, abogados, mediadores, sacerdotes o psiquiatras, que actúan de forma conjunta y coordinada para abordar las necesidades de las familias de manera integral.
Un nuevo reto: Acompañar desde el testimonio
Hace dos años, el SAMIC dio un paso más. A la luz de documentos del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, así como de las palabras del papa Francisco, surgió con fuerza una invitación: además del apoyo técnico y profesional era necesaria la presencia de matrimonios que pudieran acompañar a otros matrimonios desde la cercanía del testimonio y de la vida compartida.
Este fue el nuevo reto que el Servicio de Acompañamiento y Mediación asumió con entusiasmo. El primer matrimonio que se incorporó como acompañante fue el formado por Paco y Katy —militar y enfermera, padres de familia—, quienes compartían el deseo de hacer una pastoral conjunta. Con ellos se inició una red de matrimonios que hoy acompaña a otros por toda España, aportando su experiencia, escucha y fe a tantas familias que lo necesitan.
El nuevo protocolo: guía para los matrimonios que acompañan
Ante esta nueva realidad, ha sido necesario crear un segundo protocolo: uno específico para los matrimonios que acompañan. Beatriz Puga —psicóloga, abogada, mediadora y perito— fue una de las impulsoras de este nuevo documento. Contó con la colaboración de Paco y Katy, y juntos han trabajado para dar forma a esta herramienta que ya es una referencia pastoral.
La presentación del protocolo se realizó en la segunda ponencia del reciente curso de formación en el que han participado más de 200 personas. Beatriz Puga subrayó que «mejora y facilita la curación de la familia el acompañamiento de otro matrimonio». Y añadió: «no basta con la buena voluntad de hacer las cosas bien; es necesaria una formación que permita entender a la familia y al individuo para poder acompañar con verdadero criterio y amor».
El protocolo se organiza en cuatro etapas:
- Estudio y valoración del caso, analizando cuidadosamente la información disponible en la plataforma SAMIC.
- Conocimiento personal y primera reunión, donde el matrimonio acompañante acoge y escucha, abriendo un espacio de confianza. Aquí se recuerda que la verdadera solución pasa por la responsabilidad del propio matrimonio acompañado, y se advierte del riesgo de caer en soluciones fáciles basadas en la propia experiencia.
- Acompañamiento continuo, sin prisa pero con objetivos, promoviendo la reconstrucción de la unidad familiar más allá, si fuera necesario, del vínculo conyugal.
- Seguimiento, donde el matrimonio acompañante permanece en la “retaguardia”, recordando a la familia que no está sola y que la Iglesia sigue caminando a su lado.
Una Iglesia que no pasa de largo
Este nuevo protocolo se convierte así en una herramienta clave para garantizar coherencia, orientación y acompañamiento desde la fe. Permite formar matrimonios comprometidos con la Iglesia, preparados para ser presencia activa del amor de Dios en medio de las crisis familiares.
Recordó Jorge García al finalizar la presentación que «el SAMIC es un proyecto pastoral que, por ser Iglesia, no pasa al lado del dolor sin atenderlo». Este es el espíritu que anima todo el trabajo: una Iglesia que escucha, que acoge y que acompaña. Una Iglesia que no abandona a sus familias.

