Avanza el proceso de beatificación de la carmelita María Carmen Crespo Roig, cuya fama de santidad sigue en aumento Este sábado se celebra la clausura de la fase diocesana, a las 12 horas, en la sede de la calle Avellanas, 12

Avanza el proceso de beatificación de la carmelita María Carmen Crespo Roig, cuya fama de santidad sigue en aumento Este sábado se celebra la clausura de la fase diocesana, a las 12 horas, en la sede de la calle Avellanas, 12

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La delegación para las Causas de los Santos del Arzobispado de Valencia celebrará mañana, sábado, la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación de la religiosa María Carmen Crespo Roig (1912-2006), natural de la localidad alicantina de Beniarrés y carmelita de la Antigua Observancia, cuya causa fue abierta en 2011, cinco años después de su muerte.

La clausura de al fase diocesana tendrá lugar, a las 12 horas, en el salón de actos de la sede de la Vicaría de Evangelización, en la calle Avellanas, 12, de Valencia, que también ofrecerá del acto en directo por streaming a través del siguiente ENLACE

María Carmen Crespo Roig fue monja del monasterio de La Purísima Sangre de la localidad valenciana de Ontinyent, en donde falleció en 2006 a los 93 años de edad, tras 65 de profesión religiosa. Con el inicio de la causa, promovida por su propia comunidad de religiosas, quedó constituido un tribunal que es el que ha verificado sus virtudes cristianas en grado heroico.

Una vez concluida mañana la fase diocesana del proceso, las pruebas recogidas serán enviadas a la Congregación para las Causas de los Santos de Roma, en donde “seguirán siendo estudiadas”, informan desde la delegación. En el caso de que la Santa Sede declare las virtudes heroicas de la religiosa, “pondría de relieve la santidad de una persona cristiana en su vivir cotidiano”.

María Carmen Crespo Roig

La religiosa, con su familia

La religiosa María Carmen Crespo Roig, o Teresa Encarnación, su nombre de bautismo, nació en Beniarrés (Alicante) el 25 de marzo de 1912. “Desde muy niña vivió muy integrada en su parroquia, trabajando incansablemente en sus actividades y movimientos”.

No obstante, fue durante la persecución religiosa de 1936 “donde su labor se desborda exponiendo su vida por sacerdotes y religiosas que necesitaban su ayuda”.

En 1941, “logra su ingreso en el convento de las religiosas carmelitas de Ontinyent, “en donde vivió por la Iglesia y la salvación de las almas” hasta su muerte el 4 de febrero de 2006.

“Día tras día, María Carmen Crespo durante sus 93 años de vida y 65 de profesión religiosa, supo ofrecerle a Dios las alegrías y los sufrimientos con buen ánimo”. Y, como carmelita, “fue ejemplo para sus hermanas de religión y para las personas con quien ella trataba y se relacionaba”, según las mismas fuentes.

La religiosa carmelita destacó, además, entre otras muchas facetas, como consejera de “todas aquellas personas que se acercaban a hablar con ella a su convento”, entre ellas, religiosas de otros institutos de vida consagrada o también “incontables seglares” que manifestaban siempre su “prudencia” y su “santidad de vida”.

Igualmente, María Carmen Crespo tuvo una “sobrecogedora aceptación del dolor”. Desde bien joven su salud fue frágil, “aunque su sonrisa, alegría y paz, perennes”, y sus “frecuentes enfermedades le obligaban a recluirse en su celda largas temporadas y con fuertes dolores”, añade.

En la recta final de su vida, sufrió una trombosis que la dejó sin movimiento, a la que se añadió el desencadenamiento de los dolores de un viejo cáncer, con la aparición de tumores en los oídos, llagas en la lengua y sangre por los ojos”. No obstante, “aún le quedaban fuerzas para repetir constantemente: “¡Sí, Señor, con tu gracia que sea de mí lo que tú quieras!”

“Murió con fama de santidad”

Se trata, además, “de uno de los procesos más rápidos que se han promovido en la diócesis de Valencia, al haber transcurrido sólo cinco años desde el fallecimiento, gracias sobre todo al impulso que ha promovido la parte actora de este proceso, su propia comunidad religiosa”.

La fama de santidad de la carmelita “ha ido creciendo rápidamente pasando, no ya los muros del convento, sino más allá de las fronteras nacionales, donde está siendo muy invocada su intercesión”.



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