Remigio Soler, el arte como expresión de humanidad y honestidad Su obra pictórica religiosa se extiende por cerca de un centenar de iglesias o conventos

Remigio Soler, el arte como expresión de humanidad y honestidad Su obra pictórica religiosa se extiende por cerca de un centenar de iglesias o conventos

La obra pictórica religiosa de Remigio Soler Tomás se extiende por cerca de un centenar de iglesias, conventos, capillas y ermitas de la Comunidad Valenciana y también de fuera de ella. Fue un apasionado del arte y desde pequeño demostró unas excepcionales aptitudes artísticas. Se presentó en diversas ocasiones a la Exposición Nacional y realizó numerosas exposiciones de carácter privado. En 1934 obtuvo medalla de bronce en la Exposición Regional, es hijo predilecto de Agres donde además tiene una plaza dedicada a su nombre, como también en Agullent y una calle en Valencia.

“El arte está íntimamente ligado a mi vida. Actualmente, en mi vida, ya no tengo gratos motivos para poder sentirla, entonces ¿qué ilusiones he de tener por el arte y por cualquier actividad llamada artística?”. Son las palabras del pintor Remigio Soler Tomás en el ocaso de su vida y al que recordamos cuando se han cumplido 125 años de su nacimiento y 40 de su fallecimiento.

Son palabras que nos trasmiten la forma en la que Remigio hizo del arte su razón de ser. A lo largo de su vida fue un hombre y artista de fuerte carácter, temperamental; siempre actuaba desde las emociones y desde su profunda humanidad y honestidad. Artista polifacético, experto y experimentado conocedor de los códigos iconográficos y formales y de todos los métodos y procedimientos técnicos. Inherente también a su personalidad artística se encuentra la propia versatilidad creativa como ‘artista completo’, que fructificará en la consecuente gran extensión y calidad de su obra. Interesado no solo con las artes plásticas, sino también con la Historia, la Música, la Literatura, el teatro y la danza.

Pero sin lugar a dudas, Remigio Soler destacó por su gran obra religiosa que practicó sin límites de tiempo ni espacio geográfico. “Se sintió siempre motivado interiormente en sus manifestaciones artísticas religiosas. La causa principal es que pertenecía a una familia de profundas raíces y convicciones religiosas: sus padres pertenecían a la 3ª Orden de San Francisco y le educaron en su espíritu de honestidad y la práctica de la caridad cristiana”, explican Vicent Soler Alba y Juan Carlos Martí Soler. “Por lo tanto -indican-, mantuvo siempre estrechas relaciones con los organismos eclesiásticos y diferentes órdenes religiosas, donde se guarda la mayor parte de su obra de carácter religioso”. De igual manera, hay obras suyas de carácter sacro dentro de colecciones particulares privadas.

Se pueden encontrar obras murales: estucos, dorados, al fresco, a “la cola”, a “la leche” (caseína), o sobre lienzos adheridos al muro. Y también obra de caballete: sobre lienzo, sobre tabla, papel y cartón u otros soportes; al óleo, al temple al huevo, a la encáustica, técnicas mixtas, acuarela, etc. En algunos casos, cuando el encargo lo requería, pintó y decoró también las vidrieras de la iglesia o capilla, así como algunos objetos del culto religioso.

Sus fundamentos estilísticos se inspiraron en representaciones sacras como las de Rafael o Miguel Ángel, con formas de creación próximas a Juan de Juanes, Rubens, Ribera, Ribalta, Tiépolo, Palomino, Murillo, Goya, Vergara, Cortina, José Benlliure, etc.

 

 

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